Las profundidades del Infierno [Serghei, Kalenden, Rejenih]

Iba a responder enfurecido a las palabras de Kalenden y Serghei.

¡Seremos presa fácil por nuestro olor y no el de la sangre! ¡Estaremos en su terreno! ¡El poblado está a horas de caminata y no estamos en condiciones de huir!

Pero antes de que hablara parecieron volverse más razonables.

-Bien, las entradas son ese boquete y el agujero del techo, así que el fuego debe estar allí. Yo moveré bancos para el agujero de la pared Mientras cualquiera de los dos que cierre las puertas de la iglesia.

Coloqué mis armas en su sitio y me puse a llevar todos los bancos de esta iglesia que podía al boquete de la pared. Lo único que quedaba es que esos bichos parecían capaces de trepar, así que tendría que de alguna manera dejar también madera allí, pero lo importante ahora era la entrada obvia.

Me coloqué con los tres bancos más cercanos al agujero de la pared que habia colocado Kalenden delante mía, y empecé a empujar el primero, con el objetivo de que chocara con los siguientes y seguir arrastrando los tres de golpe hasta el boquete.

Proezas de Fuerza para arrastrar hasta el boquete tres bancos de Rejenih: 65 base + 80 dado=125 de habilidad final.

Luego intenté ponerlos uno encima de otros, más amontonados que bien puestos, pero dejando pocos resquicios fáciles de cruzar. A lo ancho bastó con uno para cubrir el boquete, sin embargo necesitaba más para cubrirlo a lo alto, así coloqué los otros dos encima (He tirado contra fácil y lo consigo) y fui a por más.

De nuevo empujé otros tres bancos seguidos, los más cercanos al boquete, para colocarlos encima de los que ya estaban.

Proezas de fuerza de Rejenih para arrastrar los otros tres: 65 base + 33 dado= 98 de habilidad final. Lo consigue pero esta vez tarda más que antes.

Y hecho esto intenté colocarlos encima de los dos de antes para terminar de dejar ningún hueco, a saber cuando saltaban esos bichos.

Tres proezas de fuerza para colocar los bancos(contra FAC)= 22, 92 y 15, y 57, como no hay pifia lo consigo.

Ya estaba. Aparte cualquier cosa alrededor de la montaña de bancos que había creado para que no conduciera el fuego.

-¡Kalenden, fuego en el montónde bancos para que esos bichos no entren por el boquete, rápido!

Trato de ayudar en lo posible moviendo los bancos como un loco. Lo mejor es colocarnos en el altar, una posición superior siempre ayuda en una pelea. Si es a muerte más... Lástima que solo tenga 5 flechas más... en fin tocara fiarse de la brujería para salir vivo de esta.

Mire a un lado y vi el cadaver de Arc, ahí molestaba, mejor que sirviese a la causa. Me acerque y mientras que lo arrastraba en dirección a la puerta principal observe si llevase algo encima que valiese la pena, con algo de ropa de abrigo me consideraría contento. Pero estaba demasiado masacrado, todo era sangre y jirones, sus ropas estaban en peores condiciones que las mías. Al menos servirá esa gabardina para alimentar el fuego. Dejé el cuerpo de Arc unos metros por delante de la puerta esperando que alguna de esas criaturas le entrase ganas de almorzar por el camino y bloquear el paso un rato. La gabardina se la acerque a Kalenden. Esto arde fácil, úsalo como prefieras. La lancé al aire para que pudiese cogerla si le interesaba, patearla o fumársela. Había más bancos que mover y estaba demasiado ocupado imaginándome la batalla y que nos convendría tener a mano.

Agarré la gabardina qe me alnzaba Serghei al vuelo. No parecía útil para ponersela, pero ardería bien. La guardé, nunca se sabía cuando iba a necesitar algo que prender.

Cogí el madero y empezé a prenderle fuego a los bancos con ella. De momento eran llamitas pequeñas, pues no usbaa mis poderes psíquicos. La gran mayoría apenas eran la mitad de la hoguera que habían usado Karel y compañía, que aún ardía gloriosa en el centro de la estancia gracias a un servidor. también le prendí fuego a la obra de arte que Rejenih había puesto en el boquete, como él había indicado. No hize lo mismo con la puerta, en aquel sitio habría sido contraproducente.

Cuando me aseguré que no había un solo banco sin una llama encima, crucé mi maravilla de fuego y madera hasta llegar al altar. allí me senté como se había sentido Karel. Y en esa posición con mi hacha en postura de reposo en una mano y la antorcha en la otra, observé rogulloso mi ejército. Sí, cerca de veinte hogueras, aún pequeñas y timidas, pero que pronto serían grandes y fuertes, a mis ordenes. me sentía como un señor de la guerra antes de la batalla. Iba a usar mi poder psíquico para auentar el vigor de mis tropas llameantes, pero mis compañeros de grupos seguían con sus chapuzas.

-¿Os queda mucho, joder? Venid rapido antes de que el fuego crezca y no os deje pasar....

Al parecer Kalenden quería hacerse el protagonista de todo esto. Con posturas de el hacha en una mano, la antorcha en la otra, sentado en al altar, mirando todo... Venga ya.

Mientras movía los bancos Serghei le dió la gabardina de Arc a Kalenden, y este ponía pequeñas llamas a todo. Seguí arrastrando bancos, pero esta vez por la colocación que había puesto Kalenden sólo pude arrastrar dos juntos y los otros tres por separado.

Tirada de Proezas de Fuerza de Rejenih: 28/22/27/56, sin pifia, lo consigue.

Ya estaba.

-Si esos bichos trepan por el agujero del techo se econtraran el suelo en llamas. Ahora a colocar los 9 bancos que quedan en diagonal, venga.

Si las habilidades de Kalenden con el fuego son tan útiles, eso sólo puede significar una señal para que siga junto a él y le traiga al buen camino, pues puede orientar sus habilidades a fines no malignos... algo que de todas formas iba a hacer. Tenía que salvar a Mir, y se iban bastante lejos...

Kalenden había comenzado lo que sería un incendio del que estaba seguro terminaría haciendo que me arrepintiera y no sería dentro de mucho tiempo. Rejenih seguía moviendo bancos y corría peligro de que el fuego lo atrapase sino se daba prisa. Decidí ir a ayudarle para aligerar el asunto.¿Crees que podrías patear un par de estos desde encima de los escalones? Creo que sería buena idea para utilizarlo como penúltimo recurso.

La verdad es que Serghei no poseía una fuerza hercúlea, pero contra una manada de lobos sedientos de sangre cada segundo cuenta. Y sirvió para acerelarlo todo.

Oí lo que dijo y esbocé una media sonrisa.

-El problema no es si puedo lanzarlos o si es con la bastante fuerza como para hacer daño, que es así, el problema es que esos bichos no se quedaran quietos como pasmarotes. Sólo sería útil en caso de que hubiese al menos una docena, y creo que es una situación que preferimos evitar...

¿Quién me habría dicho a mí hace una semana que estaría aquí con un par de personas que apenas conocía, en mitad del peor bosque de todo Moth, perseguido por una manada enorme de lobos y en busca de un lunático pirado para salvar a una niña? Desde luego este tiempo en Gaïa en que hacia poco más que viajar me ha oxidado un poco... a partir de ahora estate alerta para cualquier cosa, Rejenih.

La idea no es crear una nueva arma de asalto, sino ganar unos segundos valiosos. Con que reculen medio metro para evitar ser aplastados me doy por más que satisfecho.

No podía caer allí, aún le debía una a Karel. Debía de salvar a Myrrh de sus garras, su madre misma me visito tras su muerte. Vale, quizá fuese un sueño, pero tenía experiencia con esto de ver espíritus y me transmitio esa sensación. Empezaba a añorar los tiempos en que la mayor preocupación eran los posibles ladrones del camino o si no conseguía vender la mercancía suficiente. Volví a la posición segura y me parapeté sobre el altar con el arco y una flecha en mano, listo para vivir la que no sería mi última noche.

Puse mi vista en los puntos estratégicos en dónde crear el fuego. Me aseguré de que mis dos compañeros estaban lejos de las garras de estos. Cerré los ojos y puse toda mi atención en la mente. Sí, con tres fogonadas bastaría. A la de 1... a la de 2... y a la de 3!

-¡Kiaaaargh!

Varias fogonadas surgieron en los puntos estratégicos y toda esa amdera emepzó a arder, pero de golpe sentí algo. Dolía, era como una cuchillada en la mente... ¿Algo había salido mal o solo me había forzado demasiado a mi mismo?

Ya un poco más recuperado, miré el resultado. Sonreí a pesar del dolor y el cansancio.

-Kalenden, hijo puta... Eres lo que no hay, el puto amo... Y pensar que hace pocos días usabas esto para asaltar viajeros... -dije habalndome a mi mismo.

Y vovlí a la labor, debía concentrarme. Controlar todo aquello no iba a ser fácil.

Iba a contestar a Serghei, cuando escuche gritar a Kalenden. Corrí despavorido hacia el altar, a la espera de que Serghei hiciera lo mismo, y mientras tanto todos los bancos empezaron a llamear. Durarian como mucho varios minutos así, pero serviría.

Entonces, mientras esperaba a que vinieran esas criaturas, me fijé en algo.

Detrás del altar había una puerta, una puerta pequeña, de tamaño normal. Me acerqué a ella, pensando que podría ser una útil salida de emergencia...

Pero lo que me encontré fue con que en vez de una salida al aire libre, había una pared de ladrilo.

Joder, maldito Karel, ¿Qué clase de broma pesada es esta? Un momento...

La pared parecía construida don otro material... con otros ladrillos a lo que le rodeaba. Y estaban apelotonados de una forma que denotaa claramente que se había hecho con prisas y sin precisión. Podría romperse con algo de perseverancia si las cosas se ponían feas... pero se tardaría más del tiempo que tendríamos para escapar si esos bichos estaban allí en gran número. ¿Debería dejarlo fácil de romper ahora, pero con un hueco del tamaño en el que unos de esos perros no pudiera entrar?

Kalenden parecía estar meditando, algo que probablemente tuviera que ver con sus poderes psíquicos, así que llamé a Serghei, prácticamente a gritos.

Finalmente todo el plan estaba listo. Os agolpasteis tras el altar, el único refugio seguro en aquel mar de fuego que había creado vuestro compañero. Poco a poco las llamas comenzaron a expandirse, a devorarlo todo. La iglesia pasó a convertirse un infierno.

El calor comenzó a ser abrasador. Goterones de sudor y cansancio resbalaban por vuestro rostro y por vuestro cuerpo. Pero no podíais dejar de estar atentos, los aullidos aún resonaban en la creciente noche.

Pasaron varios minutos. El calor empezaba a ser inaguantable, la tensión era demasiada y el aire se estaba viciando por momentos, como si una mano invisible tratara de asfixiaros. Aquello no iba a salir bien... era necesario un milagro para salir con vida.

Y entonces algo golpeo con fuerza la puerta. El estruendo fue enorme y le siguió otro... y otro... otro. La criaturas habían llegado. Estaban golpeando la puerta con violencia. Era imposible que aguantara demasiado, no más de unos minutos. La madera estaba comenzando a astillarse y las bisagras gemían de dolor.
Sujetasteis las armas con fuerza. Intentasteis controlar vuestra respiración.

Serghei apuntó con el arco a la puerta.
Kaleden se preparó para dominar el fuego.
Rejenih se parapetó tras el escudo y aferró su arma.

De pronto los golpes comenzaron a sonar de otra parte. Otras criaturas estaban envistiendo contra los bancos del boquete y estos se derrumbaban por momentos. También un sonido de garras contra la pared os alertó. Estaban escalando para entrar por el techo.

Eran demasiados.

Y la puerta cayó.

La atmósfera era pesada, las llamas aumentaban la temperatura del lugar por momentos y una gota de sudor resbalaba por mi sien. Los sonidos que generaban esas criaturas se acercaban por momentos y no nos auguraban nada bueno. Hace unos minutos una se me acerco de tal modo que casi no la veo venir, momentos más tarde dos más aparecen de entre las sombras para atacar a mis compañeros sin el menor de los ruidos. Y ahora no podía imaginar el número de esos seres que venían en busca de sangre por la cantidad de ruido que hacen.

Golpeaban la puerta, trataban de entrar en este infierno. Son capaces estas criaturas de buscar venganza o hay algo más oscuro detrás de todo esto. El crepitar del fuego al devorar la madera era silenciado por los sonidos de golpes contra la puerta, garras rascando la piedra y aullidos enloquecidos. No pude distraerme por mucho más tiempo ya que la puerta había caído. Kalenden si tienes pensado hacer algo, hazlo ya.

No me gustaba confiar en la brujería para salvar la vida, pero no tenía más opciones. Desde encima del altar fije mi blanco en la primera criatura que se habría paso entre los restos de la puerta y los bancos e hice trabajar a mi arco una vez más. La flecha que había recuperado y que no era especialmente agradable voló en busca de cumplir su cometido.

Ataque: 65 base + 94 dado + 33 dado = 192

Serghei acudió a mi llamada mientras toda la iglesia era pasto de las llamas. El único lugar seguro era el altar, pero.. ¿por cuánto tiempo? El fuego tardaría lo suyo en consumir la madera de los bancos, pero seguirían siendo mucho, muchos lobos. Al menos todo esto había servido para aumentar nuestras posibilidades de supervivencia, seguramente muchos caerían intentando entrar, ya sea a empujones o por no saltar bien.

El calor no me molestaría si no fuese por el aire, viciado, que parecía intentar robarnos el aire limpio. Por lo demás no sé a los demás, pero me daba una extraña seguridad. Supongo que es por temor al frío y por que podría salvarnos la vida después de todo.

Serghei y yo miramos el muro, pero pocas conclusiones pudimos sacar. Simplemente estaba claro que estaba hecho deprisa y corriendo posteriormente a la construcción de la iglesia, para tapar algo... pero no sabíamos el qué. Estaba claro que por muy mal estado que estuviese, no dejaba de ser una iglesia, y un arma convencional no sólo no rompería el muro sino que se rompería con los golpes.

Estaba cansado, harto de todo y tenía prisa. Supongo que por eso hice algo tan simplón.

Cerca de la puerta había una sacrístia, también parecía deteiorada por el paso del tiempo. Decidí que tenía pitna de lo bastante resistente como para ser usada de forma Contundente contra ese maldito muro. Si tras un par de golpes no daba signos de dañarse, tendría que desistir y negar esa salida de emergencia, o lo que fuera.

Tirada de Proezas de fuerza de Rejenih: 65 base + 59 dado=124 de habilidad final

Simplemente la cogí haciendo uso de toda mi fuerza, haciendo de palanca, y tras un par de pasos la lancé a escasa distancia(se consideraría más golpearla que lanzarla) contra la pared de ladrillo.

Tirada de ataque para tumbar la pared de ladrillo de Rejenih: 110 base - penalizador por tipo de arma(X) + 30 ataque total, 30 más al daño base por bono de fuerza a dos manos: 140 - X base + 94 dado + 41 dado= 275- X de habilidad final.

Nada más lanzarlo, con el consecuente ruido que hizo, tuve que girarme bruscamente, y me encontré con que esos bichos estaban echando la puerta abajo... tenía unos segundos para sacar la bastarda y el escudo. Me giré de nuevo para ver si el muro de ladrillos de la puerta se había inmutado si quiera.

Se oían ruidos de golpeteos, ya estaban aquí, y entrarian en questión de poco tiempo. Estaba preparado, teníel tiempo suficiente para lo que me proponía, aunque la tempratura no ayudaba, precisamente.

"Maldita sea, qué calor... y yo vestido para soportar inviernos de montaña... Maldita sea, tengo que concentrarme con esto... Venga, no seas quejica y sigue con ello, el señor del fuego no baja su ritmo por culpa de un poco de calorcillo"

Y entonces un golpe más fuerte que los demás, el sonido de la amdera al astillarse y los rugidos de aquellas bestias en el interior de aquel edificio.

Kalenden si tienes pensado hacer algo, hazlo ya.

Las palabras de Serghei hicieron que centrara mi mirada en la puerta principal, ahora hecha añicos, justo a tiempo para ver como de sus flechas salía proyectada contra el enemigo. Oí ruidos detrás de nosotros, como si alguien estuviera manejando muy bruscamente algo muy pesado, pero no tenía tiempo de prestarle atención. Todo mi cerebro debía estar enfocado en las llamas y en los monstruos que iban a devorar. Eran sólo cuatro... Aún... estaba seguro de que entrarían más.

No voy a malgastar todo mi esfuerzo en esas cuatro piltrafas con las que puede acabar el fuego él solito, debo seguir concentrandome para cuando sean más o no habrá tiempo...

La polvareda que había levantado la puerta al estallar fue dispersandose poco a poco. Por un momento no ocurrió nada, como si las criaturas se hubieran marchado sin más. Pero de pronto cuatro enormes monstruos se precipitaron al interior de la iglesia. Eran como los dos anteriores. El primero de ellos se abalanzó sobre el cadáver de Arc y comenzó a zarandearlo con sus enormes fauces. Los otros tres dudaron unos segundos ante el enorme incendio que habíais provocado. Finalmente una de las bestias se lanzó de un salto, pero no llegó muy lejos. Una flecha certera voló hasta incrustarse en su cerebro. El animal cayó entre las llamas con un brutal aullido y el fuego comenzó a devorarla.

Las dos que aún continuaban ante el fuego, más que asustarse, parecieron enfurecerse por la muerte de su congénere. Así que se lanzaron en una desesperada carrera entre las llamas.

Mientras, por la zona del techo caído, había un par más de aquellas insistentes bestias que aguardaban a entrar. Seguramente el fuego les estaba impidiendo entrar, así que por el momento esa zona estaba segura. Por otro lado, el boquete de la pared, seguía siendo arremetido.

@ Rejenih

Arrancaste de la pared la sacristía y los clavos que la sujetaban anteriormente. Con más fe que esperanzas, la lanzaste contra la pared de ladrillos, con la esperanza de hacer algo. La maldita sacristía cayó al suelo destrozada, por poco no había reventado contra la pared. Pero aquello te importaba poco, te fijaste en los ladrillos, buscando que algo hubiera sido dañado. ¡Sí! Una grieta había surgido en uno, una grieta que lo partía por la mitad.

Pero no tuviste mucho más tiempo de comprobaciones, las criaturas habían entrado. Te armaste y te preparaste para la batalla.

Empujé el ladrillo que ya estaba medio roto con la mano, apenas sin usar fuerza, y se cayó por ambos lados. Sin embargo era un agujero pequeño y con la mera luz del fuego aún no daba para ver nada. Pero si se acercaban demasiados eso podría ser una salida por la que sólo cabría uno... o a lo mejor era la habitación del cura o algo similar, pensé. Podríamos tener espacio de sobra dentro mientras esos bichos tendrían que entrar de uno en uno, dos en dos a lo sumo, y los recibiriamos como es debido.

Escuché como se acercaban correteando y el disparo del arco de Serghei.

¡Al cuerno todo, si vas a tirar esto tiralo ya o se merendarán a Kalenden!

Cogí lo que quedaba de la sacrístía. Suponía que un golpe así y quedaría inutilizada, pero no podía gastar mis fuerzas con un combate por delante.

Tirada(número 90480124891) de proezas de fuerza de Rejenih: 65 base + 89 dado -25 si lo consideras necesario(acción en el mismo asalto que revisar el muro de ladrillo y tocarlo)= 154/129 de habilidad final

2º asalto hasta que lleguen los lobos:

Lanzamiento de la sacrístía: 140 - X base 93 dado 99 abierta 92 abierta 59 abierta: 483 de habilidad final, al no ser un control enfrentado de combate se rebaja a 280-X

Sin si quiera mirar lo que había hecho(a menos de que no lo rebajes y la sacrístia atraviese todo el bosque) me dí rápidamente la vuelta, ya los escuchaba peligrosamente cerca.

3º asalto:

Desenvainé la espaba bastarda y recogí el escudo corporal. El saco on el resto de las cosas, para no entorprecer mis movimeintos, lo había dejado donde antes estaba la sacristía. Corrí como pude hasta estar por delante de Kalenden, ya que no sabía de que forma un ataque podría hacer que el fuego desapareciera o incluso se volviese contra nosotros...

Comenzaba la cacería, pero esta vez iba a ser yo el depredador.

Uno había caído pero el resto seguía adelante, volví a coger otra flecha y contemple el panorama que se presentaba ante mi. La maniobra del cadaver nos estaba haciendo ganar tiempo, aunque con tan solo una de las criaturas, tenía esperanzas de que se detuviesen varias y ocasionaran un bloqueo, pero de esperanzas no se vive. El derrumbamiento del techo parecía contener la entrada por ahí, pero el agujero del muro era otro cantar. Unos momentos más y se convertiría en una segunda brecha. Pese a ello Kalenden seguía sin hacer nada. ¿A que está jugando?

No podía entretenerme tratando de convencerlo, Rejenih por otro lado estaba fuera de mi campo de visión por lo que me concentré en el trabajo que tenía por delante. Apunte a la bestia que iba en cabeza y esperé a que llegara a una de las intersecciones, si la abatía ahí podría transformarse en un obstáculo menor a las que estaban por venir.

Ataque a bestia en cabeza: base 65 + 15 dado = 80

@ Rejenih

Sacaste fuerzas de donde no las había y en un último y desesperado intento agarraste la sacristía y la estampaste con rabia y frustración contra la maldita pared falsa. Lo primero que viste fue como un boquete se abría en la pared, después la sacristía siguió volando y reventó contra una pared al otro lado del muro. Sus días habían acabado, pero al menos el destrozo que habías hecho sería suficiente para, más tarde, derribar lo que quedaba de pared en un momento.

Sin detenerte más te lanzaste por delante de Kalenden armas en mano. Te preparaste mientras las criaturas se acercaban por el laberinto de bancos ardiendo que habíais preparado. Tu armadura ardía por el calor, aquellas temperaturas estaban empezando a ser demasiado elevadas. Goterones de sudor caían por todo tu rostro y tu cuerpo. El aire te faltaba.

@ Todos

Una segunda flecha voló certera a por su objetivo. Esta vez el disparo no fue letal, pero se clavó en el lomo de la criatura haciendo que resbalara por un momento y se estampara contra un banco. La bestia que iba detrás derrapó y se chocó con su compañera. Iban a tardar un poco en alzarse, era el momento de darles con todo lo que teníais.

Concentrarse, concentrarse, concentrarse es una mierda -iba canturreando en mi cabeza- No puedes, hablar, no te puedes mover, no te puedes distraer no puedes hacer naaaada.

Irónicamente la maldita cancioncilla me ayudaba a centrarme en lo que hacía y a no mover un músculo. Uno de los bichejos había resbalado y había ido de cabeza a las llamas, uno seguía avanzando, y el otro se dedicaba a mordisquear a Arc. ¿Solo eran esos? Imposible, se oían más ahí a fuera. ¿Porque no entraban, maldita sea? Necesitaba que entraran todos para sacar el máximo de tanta puta concentración.

Nuevamente las cosas iban mejor de lo esperado, no solo había alcanzado a una de las bestias sino que había acabado empotrada en uno de los bancos que estaban ardiento y fue imitada por la que la seguía. Kalenden seguía sin moverse, Rejenih volvía de un sitio en el que había hecho bastante ruido. Volví a coger una flecha y colocarla en el arco comenzando a tensarlo. ¿Qué diablos has hecho ahí atras?

Esta vez la flecha no volo, me quedé apuntando a una de las criaturas que se mantenía espectante junto al agujero del techo esperando una oportunidad para entrar.

La verdad es que el panorama prometía; ni si quiera estaban a mi altura y la mitad de los que entraron por la puerta habían caído por el camino antes de llegar a mi altura. Si todo seguía así esto sería pan comido. Me alejé un par de pasos que luego para dar el golpe adelantaría: el calor era horrible. Dejaba de verlo como una ausencia de frío, sino como una molestia. Mi armadura parecía apunto de volverse líquida.

-He derrumbado el muro de la puerta, el que parecía mal hecho, a golpes con la sacrístia. Ahora podemos usarlo como cuello de botella o salida de emergencia.

Por unos momentos pudisteis respirar más tranquilos. Las criaturas del tejado seguían vacilando ante el fuego y las de la puerta seguían atontadas. La que se había llevado el flechazo se había levantado rugiendo de dolor por las quemaduras, pero no paraba de dar cabezazos al aire e intentar morder algo que no había. Probablemente se le habían quemado las retinas o algo parecido. La otra en cambio se puso de pie y continuó su avance a través del laberinto de fuego.

Se había acabado el descanso...

La bestia que devoraba a Arc dejo su sustento en el suelo y comenzó a correr en vuestra dirección.

Por si aquello fuera poco dos de los bancos del boquete de la pared cayeron al suelo provocando un fuerte estruendo y que las llamas se alzaran como garras buscando despedazar a alguien. Y una de las criaturas del techo se abalanzó a través del agujero con el único objetivo de deboraros.

Dos venían por el centro. Una por el techo. Y la última barricada estaba a punto de caer. La situación se estaba volviendo desesperada.

Aquellas criaturas se habían cansado de esperar y avanzaban a toda prisa para destrozaros con sus enormes fauces. Serghei apuntó a la que venía por las paredes, disparó, pero su flecha fue fácilmente esquivada y se perdió entre el fuego. Un disparo menos... y el carcaj se estaba quedando vacío.

Mientras tanto una de las criaturas que corría por el pasillo saltó entre los bancos y llegó hasta Rejenih. El guerrero paró un par de garrazos con el escudo e intento machacar a la bestia, pero su brazo se vio atrapado entre los enormes dientes de aquel ser. Por suerte la armadura lo protegió de sufrir daños, pero pudo ver como un líquido negro y maloliente se desprendía de sus caninos... veneno. En un ataque de rabia asiste con fuerza tu espada y la lanzaste contra la criatura sin siquiera mirar o medir tus movimientos. Le cercenaste medio hocico. Tu espada continuó su trayectoria y destrozó la pierna derecha de la otra bestia que había llegado a tu lado. Las dos gimieron de dolor mientras tu sonreíste.

Serghei se defendió con fintas para esquivar los garrazos de aquella bestia que más parecía un demonio que un animal. Se lanzó en una zambullida al suelo, rodó por él y se levantó de un salto clavando sus dos espadas en el pecho descubierto de su enemigo. Luego volvió atrás y, sin dejar descanso, reaccionó a una velocidad de vértigo. Pero la bestia fue más rápida y esquivó el golpe para, momentos después, lanzar sus temibles fauces a por el vendedor ambulante. Con un sonoro chasquido la boca del ser se cerró y por escasos centímetros no rebanó el brazo de Serghei, pero si le dejo un poco de aquel apestoso líquido en la camiseta.

¡Broom! con un sonoro estruendo la barricada de la pared cayó al suelo. Cinco de aquellas malvadas criaturas se internaron tratando de pasar entre el fuego que se agolpaba delante suya. Entonces fue el momento de Kalenden. Extendió los brazos y trató de controlar el fuego, sirvió. Las llamas de los bancos se tornaron garras que atraparon entre sus dedos a aquellas bestias, algunas de ellas quedaron calcinadas hasta la muerte, otra resultaron brutalmente heridas. Los aullidos de dolor fueron estremecedores, aunque os resultaron gratificantes, después de todo, parecía que ibais a poder salir con vida.

Rejenih vio entrar a aquellas bestias... tenía que acabar con las que se estaba enfrentando o todas serían demasiadas, incluso para él. Agarró con fuerza su espada bastarda y se lanzó en un desesperado ataque. Movió su arma trazando un arco horizontal al frente. El primer golpe rebanó la cabeza de la bestia, el segundo cortó los ojos de la otra. La sangre salpicó tu armadura y tu escudo. La espada se estampó contra el suelo y abrió un tremendo surco por la escalinata.
Las dos bestias cayeron.

Y entonces algo paso que os dejo atónitos a todos. Medio incendio comenzó a tomar forma en el centro de la iglesia. Poco a poco se fue dibujando una figura humanoide que más se transformó en un gigantesco Kalenden que portaba un hacha enorme y una corona en la cabeza. El fuego comenzó a avanzar hacia el boquete de la puerta, muchas criaturas intentaron retroceder... pero era demasiado tarde. Todas y cada una sucumbieron ante la marisma de fuego que las devoró por completo.

Serghei atacó con fiereza, pero las llamas que se movían distrajeron su atención por un segundo. Suficiente como para que la criatura intentara contraatacar. Pero el vendedor no se dejo avasallar. Giró sobre si mismo a un lateral para esquivar la primera garra. Luego dio una voltereta por el suelo esquivando la segunda y quedando bajo la garganta de la bestia. Justo donde quería estar. Levantó las espadas gemelas y rebanó el cuello del ser. Un ahogado gemido de dolor... y la criatura cayó muerta.

El combate había terminado.

La verdad, había resultado más fácil de lo que esperaba. No sólo porque me temía que esos bichso se contasen por docenas, sino porque sólo tuve que hacerme cargo de dos... entonces fue Kalenden controlo todo el incendio, entero y de a penas dos inmensas llamaradas acabó con las cinco criaturas que se acercaban. Recordé como en medio del combate de Arc insistía en crear fuego para restablecer la hoguera, y como cada vez hacía más daño al pistolero. Como luego, contra las dos primeras bestias, antes de dejar la iglesia entera en llamas, apenas hizo una pequeña quemadura a una, y como ahora delante de un incendio había conseguido hasta darle una forma concreta y manejar masas enormes de fuego. Al parecer la temperatura del ambiente tenía algo que ver con sus poderes, pero poco más se me ocurría.

Miré a los dos lados, a Serghei y a Kalenden, mientras avazaba hacia el agujero que había abierto en la pared. Tanto preocuparse y al final no había hecho falta ni el cuello de botella... decidí que habría que hacer guardias esta noche, seguía esperando más que 7 u 8 criaturas... juraría haber oído mucho aullidos más. A lo mejor era cosa del eco.

-¿Todo bien, vosotros dos?¿No estáis heridos?

Yo desde luego no estaba herido, pero si hecho polvo. Cuanto antes me fuese a dormir mejor. Recogí mi saco y efundé mis armas.

Me asomé a ver que había detrás del boquete, de la puerta que habían enladrillado. Había oído como lo que quedaba de la sacrístia chocaba contra otra pared, así que supuse que sería los aposentos del sacerdote de esta iglesia o algo por el estilo.

@ Rejenih

El interior estaba en penumbra así que no pudiste vislumbrar muy bien lo que había en el interior. Pero sí adivinaste ciertas figuras. Parecía haber un armario repleto de libros, una mesa y una silla... también parecía haber una cama en la que había un bulto tumbado. A simple vista no podías ver nada más, pero, como habías supuesto, parecía algún tipo de habitación o aposento.

Parecía que habíamos sobrevivido por el momento y que la primera amenaza se había esfumado. Los cadaveres de las bestias decoraban el panorama, unas con cortes, otras agujeros, otras destrozadas o calcinadas. Ahora solo nos faltaba lidiar con el rugiente infierno que habíamos provocado para defendernos pero que ahora se había convertido en un problema.

La pierna me dolía horrores, tenía que recordar el dejar de dar volteretas mientras que la tuviese en este estado. Durante lo que era el combate no me dolía tanto, supongo que el estar preocupado por evitar ser despedazado por esos bichos había hecho que me olvidase del asunto y ahora estaba pagando las consecuencias.

Con dos golpes secos me deshice de la sangre que manchaba mis armas y las enfundé a mi espalda, cojee como pude hasta recoger mi bastón improvisado, uno de los restos de "La Sal", que había quedado calcinada... Eso me hizo pensar que comenzaba a ser una constante en su vida y no me interesaba lo más mínimo. Aunque ahora no era momento para discutir eso y debía de admitir que en cuanto a matar esas criaturas parecía haber cumplido con su parte, una pena que no hubiese sido igual de eficiente todo el tiempo. Eché un vistazo y Rejenih se había dirigido a lo que parecía un agujero en la pared. ¿Cuando diablos había aparecido eso ahí? Recorde que antes de todo el follón, mientras que estaba ocupado con el arco Rejenih menciono algo sobre derribar un muro. Quizá estaba ante nuestra carta de salida al exterior sin morir calcinado y ese tipo de cosas que queman y duelen mucho.

Me acerqué mientras que alzaba la voz. Si, parece que esta vez me he librado por los pelos. ¿Hay alguna salida por ahí? Aquí dentro empieza ha hacer demasiado calor y mejor buscar algo de fresco fuera. No creía que tubiese que hablar más claro para entender que nuestra situación no era la ideal. Cuando llegué y me encontré en un callejón sin salida y mal iluminado mis esperanzas de desplomaron bastante. ¿Es que no nos puede poner Dios las cosas fáciles por una vez? Eché un vistazo pero la penumbra no dejaba ver apenas formas vagas. Si quieres encontrar algo aquí dentro necesitarás luz, coge los restos de esa sacristía e improvisa una antorcha. Con suerte en esa penumbra podríamos encontrar una salida, aún no me daba por vencido.