En la Posada [Kalenden y Serghei]

Moth, Orgajandh. 24 Mayo 9:15 A.M.

La posada era pequeña, apenas contaba con diez mesas, una barra, una chimenea y cinco habitaciones para los huéspedes. El salón era acogedor, la luz de la chimenea, el silencio reinante en toda la aldea y la espesa niebla que se podía ver tras los empañados cristales, otorgaban al lugar un ambiente calmado y tranquilo.



Tu enorme hacha reposaba apoyada contra la pared, junto con un saco ajado y maltrecho lleno con tus posesiones. No sabes muy bien como has llegado hasta allí, pero encontraste el pueblo en uno de tus incontables viajes y, cansado, decidiste pasar la noche en “La sal”. Y ya llevabas dos noches. La espesa niebla hacía nula la visibilidad, salir a campo abierto sin comida ni bebida era un suicidio, así que decidiste quedarte en aquel lugar, al menos hasta que la bruma se esfumase.
Mientras cavilabas sobre tus posibilidades diste un trago largo a tu cerveza que Celina, la posadera, te la había regalado tras ver el poco dinero que llevabas encima. Estaba deliciosa, probablemente no era de aquellas tierras, si no que la compraría a los mercaderes que se alojaban de vez en cuando.

Unos pasos te sacaron de tu trance. Celina se acercaba a tu mesa, llegó, se sentó en una silla frente a ti y te sonrió.
-No tengo mucho que hacer. – dijo señalando la vacía sala. – Y la verdad es que… aún no me has contado nada de ti. Ya sabes, como no puedo salir de este pueblo, me gusta oír historias de los viajeros. Así que desembucha.

Una sonrisa recorrió sus delicadas facciones. Sus ojos reflejaban un anhelo muy humano. El anhelo de alguien que vive en una celda y lo único que quiere es ver la luz del sol, al menos, por una vez.

"¿Desembucha? ¿Qué se ha creído esa majadera tomándose esas confianzas?". -estaba sorprendido por aquel interés, aunque no sabía si era algo bueno o algo malo.

Normalmente nadie me hablaba de una manera tan abierta a menos que fuera para lanzarme algún improperio, aquello era realmente nuevo y sorprendente. Bueno, de hecho todo en esa posada era nuevo y sorprendente. El hecho de haber entrado sin que la posadera me pidiera que me tapara la cara ya era de por sí algo poco frequente. Que se apiadaran de mi y que me invitaran a beber era algo que aún no tenia del todo asumido. Y ahora en vez de intentar rehuirme se sentaba en mi mesa e intentaba iniciar una conversación.

"El mundo se ha vuelto loco" -fue mi conclusión. Pero aquella chiquilla se había portado bien conmigo y no parcecía una amenaza... no podía ser muy duro con ella.

-Creéme, chavala, no hay nada digno qué contar sobre mi persona -dije finalmente, y bebí un poco más antes de seguir- Este pueblo tuyo es muy tranquilo y todo eso, pero fuera, en el exterior, el peligro y la crueldad del mundo están a la vuelta de la esquina. Y en un mundo así, un hombre se ve obligado a hacer día a día cosas horribles, porque sabe que de lo contrario se las harán a él - me fijé en su rostro y en como reaccionaba. Estaba seguro de que ahora mismo estaria mirando de reojo, asqueada, mis quemaduras. Qué odioso cuando la gente hacia eso...- Te has portado bien conmigo, así que no quiero asustarte con mis actos y los de las asquerosas personas que me han acompañado. Creéme, no se te ha perdido nada ahí fuera a menos que lo que desees encontrar sea dolor y pena.

Le habia soltado una buena parrafada a la chica, sin darse cuenta, pero no todos los días podía sincerarme con alguien.

"Ahora seguro que preguntará por las quemaduras" -siempre que alguien se interesaba por él era por las quemaduras. Parecía un mono de feria...- "No soporto cuando preguntan por las quemaduras".

La muchacha bajó la vista. Al parecer hoy no iba a poder obtener relatos de tierras lejanas, relatos que, por un momento, la hicieran volar de aquel pueblo muerto. Una tímida lágrima recorrió su delicada piel.

No hace falta salir de este pueblo para saber que es el dolor dijo en apenas un susurró. Se levantó bruscamente de su silla, durante unos segundos se te quedó mirando. Espero que disfrutes del trago. dijo con su angelical sonrisa y se marchó a limpiar la barra.

Pasaron 20 largos minutos. El silencio se apoderó, ahora también, de la posada. Parecía un maldito pueblo fantasma. Una fuerte ráfaga golpeó contra la puerta, parecía como si alguien estubiera llamando.

Tirada por advertir de Kalenden: 76 dado + 10 base = 86

Comenzaste a oír un extraño ruido de aleteo, era insistente e irregular, como si fuera un ave con un ala dañada. De pronto, el aleteo cesó y ¡Bom! Se oyó un estrepitoso golpe contra el suelo. Venía de una de las habitaciones.

¡Mama! gritó una dulce voz de niña.
Celina salió de detrás de la barra, parecía nerviosa, unas gotas de sudor perlaban su frente a pesar del frío reinante. Te echó una mirada que, por unos segundos pareció preocupada, al ver que la mirabas sonrió.

Niños… se limitó a decir. A continuación corrió hasta el pasillo de las habitaciones. Lo último que pudiste oír fue un portazo. Te habías quedado solo… echaste un trago y unas ideas acudieron a tu cabeza. La posadera no tenía más de 22 años y no llevaba ninguna alianza…

"Vaya, al parecer ella también tiene sus secretos."

Aunque la cosa daba mucho de lo que sospechar, esa fue mi conclusión final y no le di más importáncia al asunto, pues nunca habia tenido manías en cuanto a lo que una jovencita soltera debía o no debía hacer, y la cria no resultaba muy molesta, pues hasta ahora ese aleteo había sido lo único que me había molestado. Aunque...

"¿Aleteo?" -de golpe vi lo raro de la situación- "¿No se necesitan alas para eso? Yo no sabré mucho de niños, pero me jugaría el hacha a que los niños de Moth no nacen en forma de pájaro."


Quizás se me estaba pegando la actitud supersticiosa de aquellas tierras, pero no me daba muy buena espina eso de la niña voladora. De golpe el que sentía curiosidad era yo, fuera lo que fuera aquel ser tenia que descubrir qué era si tenia que compartir posada con él.

Me levanté y me dispuse a meter mis quemadas narices en el pasillo de las habitaciones, intentando que Celina no se diera cuenta de que su anfitrión había dejado el beber en favor de espiar su vida privada..

Tirada de sigilo de Kalenden: 20 dado + 10 base = 30

Tirada por advertir de Celina: Secreta.

El pasillo era estrecho y estaba escasamente alumbrado por dos candiles. Las paredes estaban salpicadas de manchas de otros tiempos, manchas de alcohol, de aceite e incluso pudiste reconocer algunas de sangre. Toda buena taberna tiene alguna vez una pelea…los humanos son demasiado predecibles.
Seguiste avanzando entre las cinco puertas que conformaban el hospedaje, dos a la derecha y tres a la izquierda, todas señalizadas con un número de metal oxidado. La madera del suelo era antigua y, con cada pisada de tus botas, crujía. No obstante parecía que nadie se había dado cuenta de tu presencia, entre otras cosas porque Celina estaba manteniendo una acalorada conversación.

¡Te he dicho que no!La oíste gritar.
Pero mamá…
Tenemos un huésped, no debes… - su voz se fue trasformando en un susurro apenas perceptible.

Tirada por advertir de Kalenden: 84 dado + 10 base = 94

Agudizaste el oído.

…No debes salir y mucho menos hacer ruido.

Disté los últimos pasos que te permitieron llegar hasta la última puerta del pasillo. Habías llegado sin que te descubrieran.

Tirada por advertir de Kalenden: 54 dado + 10 base = 64

No veías nada raro en la puerta. Era simple, de madera antigua y un poco podrida, era la habitación número cinco. ¿Cuál sería tu próximo paso?

Aquello no me acababa de gustar. Era obvio que a la niña no le gustaba estar encerrada allí, escondiendose. Posiblemente ni siquiera comprendía porque debia hacerlo. Si... yo sabía muy bien lo que se sufría cuando no agradas al mundo y te ves obligado a ocultarte. Por un instante estuve tentado de abrir la puerta y obligar a Celina a dejar salir a la niña.

Espera... ¿Desde cuando te preocupas tú por esas cosas? -me pregunté a mi mismo de repente.

No, definitivamente, no tenía porque sufrir ni mucho menos montar un numerito por los problemas de los demás. Sin embargo no había obtenido mucha información, así que acerqué la oreja a la puerta para seguir escuchando. Aquello resultaba, cuanto menos, interesante.

(FdR: Hasta ahora has hecho tu las tiradas para advertir, pero supongo que si soy yo quien lo digo soy yo quien debe hacer la tirada).

Tirada por advertir de Kalenden: 71 dado + 10 base = 81

Un portazo. Una llave que cierra una cerradura y un leve gimoteo de niña. Es todo cuanto pudiste oír. Luego unos pasos que se acercaban de nuevo a la puerta. ¡Hora de marcharse! Te alejaste a paso ligero pero intentando no hacer ruido. Llegaste a tu mesa justo en el momento en el que la puerta de la habitación se abría. Del interior salió Celina, iba cabizbaja y te pareció ver alguna lágrima descendiendo por su mejilla. No pensabas que fuera a estar muy dispuesta a hablar del tema. Salió del pasillo de las habitaciones, lo primero que hizo fue lanzarte una mirada tranquilizadora. Su sonrisa volvía a estar presente.

Mi hija, que es un incordio.

No tuviste tiempo a responder, ni siquiera a preguntar nada. La puerta de la posada se abrió por primera vez en dos días. Era un chico joven, vestía con cómodas ropas y llevaba un montón de amuletos encima. Celina se acercó presurosa a él.

¿Desea algo? ¿Comida, bebida y un alojamiento? El tiempo últimamente es horrible y un jovencito como tú no debería andar por hay.

Celina dedicó la mejor de sus sonrisas al recién llegado Serghei.

Habría que esperar si queria seguir con las investigaciones, pues.

"Oh, vaya, con lo tranquilo que estaba yo aquí" -pensé al entrar el nuevo huesped- "Y además es un niñato guaperas" -Nunca soporté a los guaperas... ¿Envidia? Muy posiblemente. Pero no era momento de envidiar, tenia otras preocupaciones en mente. Para empezar, ocultar mi fealdad, pues un hombre de mi aspecto se hacía notar y lo último que queria era llamar la atención.

Me eché la capucha de la capa encima, de modo que mi rostro quedara lo más oculto posible. Acto seguido, me dispuse a escuchar la conversación entre el recién llegado y Celina.

Debia averiguar si aquel muchacho se trataba de una amenaza o... de una víctima. Al fin y al cabo parecia llevar buenas ropas y seguro que llevaba algo de dinero encima.

Vague unos instantes por entre las casas del pueblo hasta que mi objetivo se puso a la vista. Por fin un techo bajo el que cobijarme y un fuego al que arrimarse. Abrí la puerta y eché un vistazo al interior con la esperanza de encontrar el lugar lleno de lugareños que al no poder trabajar a causa del tiempo vienesen ha hacerse compañía unos a otros. Pero al entrar solo estaba una mujer y un hombre que o bien tenía frío o trataba de ocultar su identidad... Karel no estaba a la vista y era preocupante que la primera parada de un viajero no fuese la posada. "¿Porqué diablos sigo pensando en ese viajero?

Antes de que pudiese pensar más en el tema la mujer me asaltó con varias preguntas, por lo que supuse que era la que tenía que estar al cargo. Sonriéndo respondí. Si, algo de comida con la que llenar el estómago y bebida con la que calentar mi cuerpo. Si hay alojamiento libre me gustaría conseguir habitación, aunque viendo el panorama parece que no será problema. ¿Ocurre algo para que tan pocos parroquianos visiten tan hospitalario lugar? Señalo el cuarto en el que tan solo está a la vista 1 hombre lo cual bajaba drásticamente mis oportunidades de hacer negocio. Por cierto, que torpeza la mía, olvidé presentarme. Mi nombre es Serghei Szekely. ¿Cómo debo llamarte a ti?

Mientras esperaba su contestación me quité la capa, que estaba completamente empapada por la humedad debido al clima. En el momento que se vaya a coger mi comida me acercaré al fuego para calentarme y secar mis ropas.

(FDR: No te preocupes, tu lleva a tu personaje como lo tengas que llevar. Por cierto le he comentado a DJ que habra un tema off topic para evitar "ensuciar" los mensajes con estos comentarios.)

@ Serghei

Celina, mi nombre es Celina. Dijo dedicándote una amable y dulce sonrisa. En este pueblo la gente es muy supersticiosa, tenemos leyendas para los días de niebla tan espesa como está. Si quieres te preparo algo de comer y de beber y te las cuento. Te guiñó un ojo. Aquel de allí no tiene mucha conversación dijo susurrando.

La posadera se marchó por una puerta que había detrás de la barra, probablemente era la cocina. Te acercaste a la chimenea para calentar tus húmedas ropas y entrar en calor. El fuego crepitaba con fuerza dentro del hogar, era un alivió poder descansar al fin. No pudiste evitar fijarte en el hombre que compartía sala contigo. Iba encapuchado y pudiste observar una enorme hacha apoyada en la pared de su espalda. ¿No podías encontrar a alguien normal?

@ Kalenden.

El recién llegado se llamaba Serghei. Era lo más interesante que habías podido oír de la conversación. Después estaba eso de las leyendas ¿Tendrían algo que ver con lo que tan afanosamente escondía Celina en la habitación número 5? Desde luego la situación estaba tomando un cariz extraño. Entonces Celina susurró algo al viajero.

Tirada por advertir de Kalenden: 90 + 07 + 10 = 107

Por desgracia no pudiste escuchar lo que había dicho.

Celina se marchó a la cocina y el tal Serghei se acercó a la chimenea y comenzó a calentar sus húmedos ropajes. Sus botas estaban algo embarradas y tenía pinta de haber estado caminando durante mucho tiempo. Llevaba dos espadas cortas y un arco largo. Además de muchos amuletos.

En este pueblo la gente es muy supersticiosa, tenemos leyendas para los días de niebla tan espesa como está. Si quieres te preparo algo de comer y de beber y te las cuento.

Genial comida y bebida además de una conversación en la que conseguiré algo de información para vender mejor una vez haya mejorado el tiempo, mi suerte mejora por momentos.

Mientras me calentaba eché un vistazo mejor al cuarto, donde volví a fijarme en el otro hombre. Ahora que lo veía bien iba con un hacha y por lo que me parecía no era precisamente para cortar leña. Me fijé un poco mejor en él, de momento era el único cliente potencial y debía recoger información, por el momento solo sabía que no era muy hablador.

Tirada por buscar de Serguei: 76 + 45 = 121

Alcé un poco la voz esperando que el extraño se diese por aludido. Un día frio eh. Lo mejor era un primer acercamiento prudente.

Tirada por buscar de Serguei: 76 + 45 = 121

Tu examen del sujeto fue preciso y metódico. Llevaba ropas ajadas y viejas, al lado de la enorme hacha yacía un viejo saco lleno de algunas pertenencias. Averiguaste que no llevaba armas ocultas en la capa ni colgadas en el cinto. Además viste algo que llamó tu atención...bajo aquella capa, el rostro del sujeto mostraba una especie de malformación ¿O era una quemadura? No habías podido verlo por más de una fracción de segundo...pero había algo raro.

Estaba armado y, a pesar de estar cansado, seguramente sabría utilizar quel acero. No parecía agresivo, pero había quedado descartado como víctima fácil. Le devolví la mirada al chaval, mirandolo directamente a los ojos mientras hablabamos. Sin embargo me dejé echada la capucha.

-¿Frio?-Hablar sobre el tiempo, vaya una conversación más interesante- Esto comparado con el invierno de Goldar no es nada.-bebí más de mi jarra antes de volver a buscar sus ojos para seguir hablando- Lo realmente molesto es esa asquerosa niebla que no se marcha ni a patadas...

Y realmente lo sentía, ya llevaba dos días, casi tres, en el mismo sitio por culpa de esa maldita niebla.

¿Invierno en Goldar? Eso no esta en... en... ¿lejos? Así que otro extranjero, dos en un mismo día... genial. ¿Qué tienen de malo los Mozzer?

Por su tono de voz, la manera de hablar y lo que me había contado Celina este hombre no era la persona más amigable del mundo. Aunque estaba apunto de decir algo interesante.

Lo realmente molesto es esa asquerosa niebla que no se marcha ni a patadas...

Así que ha habido niebla también aquí durante estos dos días. Solo falta que alguna de las leyendas que tiene Celina intención de contarme trate sobre una niebla que dura tres días antes de que la tragedia hiciese aparición. Eso sería otro día sin vender nada.

Manteniendo su mirada como si de una competición se tratase, intente seguir con la conversación, no tenía nada mejor que hacer mientras que llegaba la comida y la bebida además podía ser instructivo.

Yo llevo ya aguantando la niebla durante un par de días en el camino. Y creéme cuando te digo que caminar sin saber lo que tienes a dos palmos de tu nariz es bastante molesto. ¿Que asuntos te han traido hasta Orgajandh desde Gonblar? "¿Era así el sitio que ha dicho antes?"

El chico sostenía la mirada, desafiante. Definitivamente no era una niñita cobarde fácil de asaltar. Lástima, aquel arco podía ser muy útil a la hora de cazar. Le seguí devolviendo la mirada, no iba a ser menos.

¿Que asuntos te han traido hasta Orgajandh desde Gonblar?

"¿Gonblar? ¿Qué puñetas es eso? Ah, espera, creo que ya sé a lo que se refiere. Malditos Mozzer incultos. Yo no seré un señor de la sabiduría, pero por lo menos me sé el nombre del principado vecino."

-Goldar, no Gonblar. Goldar, chaval, con L y D -lo corregí- Y, en cuanto a lo que me hizo irme de ahí, no es asunto tuyo, pero fue hace siete años, así que tampoco es nada que te pueda interesar -me hubiera gustado contado que había quemado a un cura y a otras tantas personas vivas, seguro que entonces no era tan valiente.- Y si quieres saber porque estoy aquí, eso sí te lo diré. Hace dos dias decidí pasar la noche en esta posada en vez de dormir en la copa de un árbol como las ardillas. No pensaba quedarme tanto, pero con esta niebla no hay quien viaje.

Estuve pensando en inventar alguna excusa en mi viaje, pues no era normal ir diciendo por ahí que eres una mezcla entre mendigo y bandido, pero no se me ocurrió nada. Así pues, tocaba cambiar de tema.

-¿Y tu qué? -le pregunté- ¿Qué lleva a alguien tan joven como tú a armarse y a andar durante dos días en medio de la niebla para llegar a un pueblo dejado de la mano de Dios? ¿Y qué son todas cosas tan raras que llevas? - añadí señalando los amuletos.

Sin duda era un sujeto extraño. Había que tener cuidado.

Decidí dejar el insulto a un lado pues había escuchado lo que quería escuchar. Trate de evitar que una sonrísa se dibujase en mi cara pero lo cierto es que no me esforcé lo suficiente.

Me alegra que me hagas esa pregunta. Me acerque con pasos jubilosos a mi interlocutor y me tome la libertad mostrar ante su vista uno de los amuletos que portaba. Este amuleto esta bendecido por los mismísimos sacerdotes del monasterio de Stelea. Es de los pocos que ha sido bendito 3 veces en el solsticio de verano, que es el día en el que el sol pasa más tiempo en el firmamento y las fuerzas oscuras se ven debilitadas. El amuleto tenía forma de una cruz hecha en madera de un tono oscuro y envejecido, con un sol ardiente tallado en la parte de arriba.

Saque otro amuleto con forma de esfera en la que por toda su superficie había tallado un intrincado diseño de llamas. Este amuleto fue portado por el padre Vidiacos "El Apasionado" un inquisidor que juzgo y sentenció a la hoguera a más de 100 brujos en menos de 1 año. Su aura bendijo el amuleto otorgando protecciones a su portador.

"Si lo que he logrado ver antes son quemaduras seguro que pica con este, si solo es alguna mal formación creo que tengo algún otro que servirá..."

Y por último saqué un pequeño amuleto de metal que parecía imitar a una brújula. Este amuleto ha sido bañado durante 365 días en agua bendita y después sostenido entre las manos de los monjes mientras hacen sus oraciones matutinas para después volver a ser sumergido en la sacra agua. Cristóbal de Licia es el patrón de los viajeros y este amulito ha sido bendecido bajo su sino. Y en un susurro te digo. Yo mismo uso uno de este tipo.

Tras enseñarte estas pequeñas "joyas" que llevo conmigo te hago la gran pregunta. ¿Deseas comprar alguno? En Moth nunca se está lo suficientemente protegido.

"Oh, vaya, solo son reliquias bendecidas de esas que se llevan tanto por aquí."

Había guardado la esperanza de que fueran amuletos mágicos o algo así. Dios y todos sus santos no me inspiraban confianza, sobretodo desde que sabía como actúaban sus predicadores. Sin embargo el colgante del inquisidor era muy bonito, con ese diseño llameante. Y su propietario quemaba personas...

"Extraña coincidencia"

-Ese con forma de esfera, el del inquisidor, las llamas y todo eso. Ese me ha gustado. -dije finalmente- Tienes cara de buena persona. Vas a regalarmelo a ¿Verdad?

Mostré mi blanca sonrisa al tiempo que extendía la palma de la mano hacia él.

Clock La puerta de la cocina se abrió de pronto. La posadera emergió de dentro portando un cuenco de sopa humeante y una gran jarra de cerveza espumosa. Todo parecía delicioso. Celina dejó la comida en la barra y os obsevó con curiosidad.

Vaya...os oía desde la cocina, parece que habeís hecho buenas migas. os dijo con una amable sonrisa. Parecía que había recuperado el buen humor tras el extraño incidente en la habitación 5. Bueno, viajero, aquí tienes tu comida y bebida, seran 3 monedas de cobre... pero en el precio viene incluida la vieja leyenda. Volvió a sonreir.Acercate tú también, no querras quedarte solo Dijo dirijiendose a Kalenden.

-Oh, ya lo creo, Celina -respondí al tiempo que me levantaba- En esta posada al parecer todo el mundo es muy amable, no es dificil hacer buenas migas con gente así.

Cogí mis cosas y me acerqué a la barra, esperando que el otro huesped hiciera hiciera lo propio. Me senté en una silla adyacente a la que tenia la comida en frente y dejé mis pertenencias a mi lado.

-Fijate si es buena persona este chico -continúe contandole a la posadera- que aún sin haber intercambiado nombres siquiera va a regalarme uno de sus amuletos. Seguro que si se lo pides te regala uno a ti. -aseguré, para así mantener su atención- Me ha enseñado uno en forma de cruz sorprendente, al parecer debilita las fuerzas del mal o algo así. Y otro con el aura de un inquisidor. Verdaderas joyas, sí señor. No todo el mundo va regalando cosas así hoy en día.

Sonreí para mis adentros.

"Cuando no se puede usar la fuerza bruta... un poco de cara dura siempre es útil"

Vas a regalarmelo a ¿Verdad?

No pude evitar reirme ante el chiste del Gonblariano, pese a su aspecto era gracioso y todo. Mientras que aún trataba de parar mis carcajadas apareció Celina con la solución a los inminentes quejidos de mi estomago. Quitándome una lágrima de la mejilla le comento a el hombre. Más tarde seguiremos con esta conversación, pues me muero de hambre y no es bueno hacer esperar al hambre o la muerte te acechará.

Recojo las cosas y me acerco a la barra para tomar lo que me han servido y de paso escuchar la leyenda con la que Celina me iba a regalar. Kalenden trató de seguir con el tema de los regalos incluso haciéndo incapié en que ni conocía su nombre. Más carcajadas salieron de mis labios. Celina es más gracioso de lo que me habías comentado antes. Por cierto extranjero mi nombre es Serguei y si te apetece hacer más bromas te pido que esperes hasta que la amable Celina nos regale los oídos con su leyenda. Por supuesto pago yo, como ya has escuchado.

Dirigí la mano un momento a una de las bolsas que llevaba en el cinto y tras rebuscar durante un instante saque varios amuletos y unas monedas de cobre. Deposité 3 en la mano de Celina y devolví el resto de lo que tenía en la mano a la bolsa. Empieza cuando lo desees, yo mientras... Dirigí la mirada hacia la sopa y la jarra teniéndo la sensación de que faltaba algo. ¿Por casualidad no tendrás pan para mojar en la sopa? Di un trago a la cerveza y espere.

¿Gracioso? ¿Bromas? ¿Yo? O es muy tonto o es tan listo que ha encontrado una manera de no regalar nada al tiempo que se burla de mi...

-Sí... soy un hombre muy bromista... -refunfuñé para luego intentar esbozar una sonrisa un poco forzada.

Por cierto extranjero mi nombre es Serguei

-¿Serguei, eh? Trataré de recordarlo. A mi puedes llamarme extranjero pero preferiria que me llamaras Kalenden. Tampoco es mi nombre, pero es como me llaman todos...- Me quité la capucha mostrando mi rostro medio desfigurado tiempo ha por las llamas. No tenía sentido que alguien que se presenta oculte su rostro.

Tras las presentaciones, esperé sentado aguardando la leyenda esa que Celina iba a contarnos.

"Con suerte tendrá algo que ver con lo de la habitación 5"

Celina rebuscó en los cajones que había en el interior de la barra y extrajo un mendrugo de pan duro como una roca. Lo dejó encima de la mesa, al lado del plato de sopa, y sonrió amablemente. Espero que disfrutes. Le dijo a Seghei. Bueno chicos ¿Empiezo?

Los dos asentisteis levemente con la cabeza.

La leyenda que os voy a contar es muy antigua, data de antes de que yo naciera, incluso de antes de que naciera mi abuela. Esta historia hay que empezarla desde Phaion, lugar desde donde un grupo de mercenarios vagabundos empezó a viajar por el mundo, vendiéndose al mejor postor. Tras mucho viajar decidieron atravesar estas tierras para llegar a Dwanholf, decían que siempre habían evitado Moth por sus leyendas y sus supersticiones. En aquel momento no sabían cuanta razón tenían. Pero no les quedaba otra que atravesar estas tierras por la prisa que les urgía.

Celina hizo un alto para tomar aire. Suspiró.

Supongo que sabréis como continua la historia. Aquel grupo de mercenarios llegó a Orgajandh y viendo los pocos habitantes que había en aquel entonces decidieron quedarse más tiempo de lo que habían planificado en un principio. Se adueñaron del pueblo, exigían rentas y un diezmo a todos los agricultores, exigían total obediencia, se creyeron reyes. Os preguntareis si no había seguridad en el pueblo o, al menos, una milicia. Ahora tenemos una milicia…por aquel entonces los habitantes no tenían ni armas. Bueno, sigamos. Los forasteros abusaron de las mujeres, de hecho abusaron de mi bisabuela y gracias a ello nació mi abuela. Se podría decir que existo gracias a ellos, y eso es algo que me repugna.

Pasaron tres meses siendo los reyes de la aldea. Y entonces apareció él…un hombre llamado Karel.

Serghei dio un respingo. Casi te atragantaste con la maldita sopa.

Apareció en la aldea un 24 de mayo. Un día en que la niebla era tan intensa como la de hoy. Dicen que él no viene cuando hay niebla, si no que es él el que la provoca para venir. La cuestión es que el tal Karel asesinó a todos los mercenarios. Esparció su sangre por el suelo de la aldea y escribió unas palabras con ella.

“Os he librado de las ataduras y los yugos del poder. Dejad que el caos fluya, se una. Dejad que el azar decida y la suerte mande. Vivid el caos, es vuestro deber.”

Nadie en aquel entonces entendió aquellas palabras. La vida siguió con normalidad, se nombró un nuevo alcalde ya que el anterior era un inepto y la gente siguió con la rutina. El 24 de mayo del siguiente año la niebla volvió a cubrir el pueblo…y a la mañana siguiente el alcalde apareció muerte. De nuevo unas palabras escritas en sangre.

“No despreciéis el regalo que os hice”

La gente se asustó, tuvo miedo una temporada. Pero finalmente el sentido común hizo mella y se nombró a un nuevo alcalde, el hijo del fallecido. De nuevo murió un 24 de mayo y por tercera vez unas palabras ensangrentadas.

“La última vez”

Los aldeanos pasaron un año sin alcalde. Pero aquello fue un caos y un desastre. Así que decidieron desafiar al destino y nombraron a un alcalde en secreto. Solo unos poco sabían quien era y eran los portavoces de sus mandatos. El 24 de mayo del siguiente año murió. Esta vez no había palabras escritas.

Desde aquel entonces los días previos al 24 la niebla se instaura en toda esta zona. El 24, cuando más espesa es, es cuando Karel vuelve, como una hoja mecida por el viento. Nadie lo ve, nadie lo oye. Pero a la mañana siguiente aparecen 4 cadáveres, el número de veces que el “nos ayudo”. Dentro de una aldea de 50 habitantes cuatro muertos es mucho…y lo peor es que no se rige por ninguna regla lógica. Ha asesinado hombres, mujeres, viejos y viejas, enfermos, niños, bebes…como si sus actos fueran dictaminados por el puro azar.

Celina miró vuestras caras. Sonrió.

Por supuesto es una leyenda absurda. Es verdad que cada 24 de mayo aparecen cuatro cadáveres. Pero sinceramente creo que no tiene nada que ver con alguien llamado Karel, creo que hay gente en el pueblo que mantiene esa leyenda viva y son los encargados de tan horribles actos…así nos meten el miedo en el cuerpo, doblegan la voluntad de la gente. Pero mi padre no quería creer tal disparate…y acabó muerto. Quizá esta noche me toque a mí.

Tras sus últimas palabras una amarga sonrisa afloró en sus labios.

Suerte que ya no estba bebiendo, porque si no me hubiera atragantado allí mismo o se lo hubiera echado encima sin querer a los presentes.

-¿24 de Marzo? Esto no es... ¿Hoy?

No tenía miedo y aunque lo hubiese tenido no lo hubiera mostrado. Pero de todos modos no me hacía ninguna gracia que alguien fuese a matar 4 personas en el pueblo. Sobre todo por el hecho de que yo era una persona y estaba en el pueblo.

-Pues si entra aquí un pirado con ganas de matar gente Kalenden lo obsequiará con un buen hachazo en la cocorota. -respondí agarrando el hacha para realzar mis argumentos- Y si además se llama Karrell o algo así se va a llevar otro en venganza por esta maldita niebla.

No estaba seguro de que me importara que muriesen aquel par, a los que apenas conocía, pero sabía que si aquel tipo venia a por Celina muy posiblemente se nos llevaría a los tres. Al fin y al cabo iban a morir 4 personas y si, de estas 4, a 3 las podían liquidar al mismo tiempo, por muy caóticos que fueran no iban a desaprobechar la oportunidad.

Esperaba escuchar una historia pintoresca, una leyenda que terminase o con mucha sangre derramada o con algún tipo de enseñanza, con lo que me encontré es con una fábula que logró ponerme los pelos de punta y que trató de matarme usando una sopa para atragantarme. Miré durante un instante a la puerta esperando encontrarme a Karel con una sonrísa macabra, el arma desenvainada y goteando sangre...

Seguro que es un nombre típico de tierras estrangeras y que allí habrá cientos de muchachos llamados Karel, tan solo una coincidencia... espero... Aunque lo que sabía del tema me hacía temerme lo peor.

Mantuve la mirada en la sopa a medio terminar para evitar que se pudiesen leer las emociones con un solo vistazo a mis los ojos y me decidi a formular una pregunta cuya respuesta lograba que chocasen mi curiosidad y prudencia. Celina... ¿A sobrevivido hasta nuestros dias alguna descripción de Karel? Por poner un ejemplo: Alto, delgado, con ragos que mezclaban los de los extranjeros del este y el oeste, con una ropa extraña y un arma de este estilo. Trato mediante gestos de tratar de explicar el como eran las ropas y la espada del Karel que me encontré.

Lo cierto era que había desconfiado de Karel a primera vista, pero yo siempre lo hacía con cualquiera que me encontrase en el camino. Por regla general eran ladrones buscando un pellizco con el que llenarse los bolsillos y los que no lo eran entendían la falta de confianza inicial pasado un tiempo. Pero lo que se me hizo vívido durante un instante es la sensación que tuve al separarme de Karel, cuando por poco me fallaron las piernas. Esto me llevo a esperar con ansiedad la respuesta de Celine y olvidar mis ganas por conseguir un poco de pan que tan buenos aromas propagaba. Yo mismo había visto un fantasma real en mi vida y sospechaba de otros tantos, los diablos y demonios no estaban descartados por mi de ser seres que caminaban entre los hombres y era bastante inquietante que haya podido conocer uno hace unos minutos y caminar junto a él sin siquiera sospecharlo. El mundo para mi comenzó a ser un poco más oscuro desde este momento.

-¿24 de Marzo? Esto no es... ¿Hoy?


-Pues si entra aquí un pirado con ganas de matar gente Kalenden lo obsequiará con un buen hachazo en la cocorota. -respondí agarrando el hacha para realzar mis argumentos- Y si además se llama Karrell o algo así se va a llevar otro en venganza por esta maldita niebla.

24 de Mayo y sí, es hoy susurró la joven posadera con un hilo de voz. Despues se dedicó a escuchar la amenazante retaila que soltó Kalenden. Celina suspiró y negó levemente con la cabeza. Son solo leyendas... no va a pasar nada esta noche.

La muchacha observó con atención a Serghei justo en el momento en que agachó la cabeza. Se hizo el silencio durante un momento... el viento soplaba fuera con fuerza, silbaba entre los raquíticos árboles portando un escalofriante sonido.

Serghei escribió:Celina... ¿A sobrevivido hasta nuestros dias alguna descripción de Karel? Por poner un ejemplo: Alto, delgado, con ragos que mezclaban los de los extranjeros del este y el oeste, con una ropa extraña y un arma de este estilo. Trato mediante gestos de tratar de explicar el como eran las ropas y la espada del Karel que me encontré.

Celina se había temido lo peor desde que Serghei había empezado a hablar. Pero aquello superaba sus expectativas. Se había quedado bloqueada, con la boca abierta y la mirada fija en aquel extraño.

Asi es... logró articular con dificultad. Siempre se ha dicho que era un extranjero, un mestizo entre orienta y occidental... ¡¿Cómo sabes eso?! gritó con furia. Se acercó para agarrarte de la camisa pero con un simple movimiento esquivaste su presa. ¡¡¿¿CÓMO SABES ESO??!!

Tirada por advertir de Kalenden: 94 + 78 + 10 = 186
Tirada por advertir de Serghei: 70 + 55 = 125

A pesar del grito de Celina llegasteis a escuchar un golpeteo que venía desde una de las habitaciones del pasillo.