Dama [Prólogo de Harold]

Moth, algún lugar de los Paramos de la Sombra, 28 Mayo 6:00 AM



Despertaste de golpe sacando uno de los cuchillos de caza de debajo del petate. Apuntaste al aire y buscaste frenéticamente el lugar del que había venido el ruido. Sabías que habías oído algo, unos pasos, una piedra rodando. Algo.

1, 2, 3 segundos. Nada. Quizás había sido solo tu imaginación. Que aquellas tierras no te gustaban no era nada nuevo, que te daban escalofríos tampoco. Pero tenías que tratar de tranquilizaste un poco o acabarías desquiciado.

Te relajaste, volviste a colocar en cuchillo bajo el jergón y te recostaste de nuevo. Era aún muy temprano y, aunque dormir arropado entre unos cuantos árboles no era lo más seguro, era mejor que dormir en mitad de los Paramos.

Clock

¡Ahora sí! ¡Lo habías oído, no había duda! ¿Algo te estaba acechando? De pronto oíste un chapoteo que venía del interior de la oscura maleza.

¿Agua? Sí había un lago o un riachuelo no lo habías visto a tu llegada a aquel lugar. También es que habías llegado de noche y no te habías parado a investigar el lugar. Dudaste sobre que hacer, solo tenías claro que volver a dormir no era una opción factible.

Ya me había encontrado con cosas extraordinarias desde mi “despertar". Había tenido que enfrentarme a bestias, salvajes, brujos... pero aquello que no podía ver, aquello a lo que no podía enfrentarme seguía inquietándome. A fin de cuentas aquello más terrorífico que existe es aquello que no podemos ver.

Mantén la mente fría, ante todo. Traza un plan, averigua quien o que es lo que se acerca...vamos

Recogí 3 de los 5 cuchillos de caza que tenia bajo el petate, me levanté con sumo cuidado. Ante todo debía mantener la calma. Estaba amaneciendo. Si quería escabullirme entre las sombras tendría que darme prisa. Podría huir de allí, pero antes quería saber exactamente que era aquello que me había despertado.


Busca al causante del chapoteo…no debes ser visto. Harold, recuerda el valor de la discreción.

Tirada por buscar al causante del chapoteo:25+91+49=165
Tirada por moverse con sigilo:25+70=95

Avancé lentamente, tratando de hacer el menor ruido posible. Me dirigí al lugar de donde había oído el chapoteo. Era muy temprano aun, aunque ya empezaba a amanecer podría aprovechar el poco tiempo de oscuridad que me quedaba. Además, por las mañanas se formaba una espesa niebla…solo cabía esperar que aquella mañana no fuera la excepción. Tendría que avanzar con cuidado, o acabaría hundido en una ciénaga, o apuñalado. Quien sabe. Podía ser el mio un temor infundado, o podía haber acertado siendo precavido. Pronto lo sabría.

Ojala esto solo sea una paranoia mía…

Avanzaste en sigilosamente a través de la maleza. Ibas despacio y con cuidado de no pisar alguna rama muerta que delatara tu posición, tenías que ser bastante cuidadoso si no querías ser detectado por lo que fuera aquello que había chapoteado. Mientras avanzabas pusiste toda tu atención en observar tu alrededor con detenimiento, en captar cualquier movimiento sospechoso o cualquier sonido a tu alrededor.

Poco a poco el leve murmullo de las aguas se fue distinguiendo al frente. Te agachaste para camuflarte lo máximo posible con el entorno y avanzaste muy lentamente. Tras varios metros los árboles terminaban abruptamente y se abría un claro en el que distinguiste un pequeño lago iluminado por la luz de la luna, aún presente en el firmamento.

Te detuviste tras la primera línea de árboles con el fin de que estos te proporcionaran cobertura, te parapetaste tras uno y, solo cuando aseguraste tu posición, echaste un vistazo para ver de quien o que habían provenido aquellos ruidos.
Lo primero que viste fue un kimono doblado colocado en el suelo al lado de ¿una? katana envainada. Luego tu vista siguió la trayectoria y descubriste una bella mujer de pelo rojo como el fuego. Estaba de espaldas y el agua le llegaba por la cintura.

No pudiste evitar que varías preguntas asaltaran tu mente.

Lancé un leve suspiro de alivio, no avía peligro

¿Otra viajera…? ¿En mitad de los paramos? ¿Esas ropas tan extrañas? Es muy bella…

Permanecí en mi escondite, tras los árboles, en parte fascinado por la belleza de aquella Dama de cabellos de fuego. En realidad no esperaba aquello. Siempre (mas bien desde que mi escasa memoria alcanza) he vivido esperando un peligro en cada esquina, siempre alerta ante cualquier peligro. Por una vez solo era una paranoia mía. Pero en aquel momento el centro de mi atención y mis dudas era aquella chica….

¿Por que esta aquí? ¿Quien será? ¿Debería dejarme ver? ¿ Será solo una ilusión? ¿Una mala pasada en mitad de esta tierra desolada y negra? Tal vez lo mejor sea no molestarla…podria seguir siendo un peligro acercarse demasiado

Mi mente era un hervidero de dudas y pensamientos confusos. Simplemente no atinaba a hacer otra cosa que permanecer oculto y mirar. Finalmente empecé a levantarme, lentamente, ajeno a mi inoportuna torpeza. Se oyó un fuerte crujido bajo mis pies. Una expresión a medio camino entre el sarcasmo y el terror debió cruzar mi rostro, miré a mis pies, que habían ido a parar sobre una rama gruesa y seca. Miré de reojo, la chica se había dado cuenta…

Mierda…

La rama crujió por todo el claro. No pudiste más que maldecir tu mala suerte. El ruido del agua te hizo reaccionar todo lo rápido que pudiste. Te diste la vuelta arma en mano, la mujer se había arrodillado para que el agua le tapara hasta el cuello y te observaba con curiosidad desde el lago. Por unos segundos quedaste prendido en aquellos ojos rasgados y en aquellas facciones orientales que tan exóticas te parecían. Inconsciente y lentamente bajaste el arma, no parecía haber peligro.

La mujer sacó una mano del agua, la alzó para que pudieras verla.

No vas a necesitar el arma dijo, su voz era dulce y aguda. Tenía un marcado acento extranjero. Solo estaba tomando un baño en este lago. Llevo días viajando y necesitaba un descanso. Mis intenciones no son hostiles y si quieres me marchare ahora mismo, no quiero problemas. Me llamo Yoko, vengo desde Phaion ¿Y tú?

El sol ya había comenzado su inexorable avance y las sombras donde esconderse comenzaban a escasear. Un frío viento movía las claras aguas del estanque.

Bajé el arma, lentamente, y relajé todo el cuerpo. Por una vez realmente no parecía haber peligro. Guardé el arma en mi bandolera y me giré de espaldas para guardar respeto a la dama.
No vas a necesitar el arma dijo, su voz era dulce y aguda. Tenía un marcado acento extranjero. Solo estaba tomando un baño en este lago. Llevo días viajando y necesitaba un descanso. Mis intenciones no son hostiles y si quieres me marchare ahora mismo, no quiero problemas. Me llamo Yoko, vengo desde Phaion ¿Y tú?



Disculpadme, es esta tierra sombría, que invita a ser mas bien cauto...


Me senté allí, cerca de lo que había sido mi escondite. La verdad era que prefería la compañía en aquel paraje. Además en cierta medida estaba perdido y sin rumbo fijo...
A pesar de seguir pareciéndome extraño aquel encuentro, tenia que admitir que resultaba agradable la compañía en aquellos paramos fríos, abandonados y oscuros. Había estado prácticamente solo desde mi partida desde Akureyri y ya empezaba a echar en falta la compañía de otras personas. Además era excepcionalmente hermosa aquella mujer de Phaion. Había algo en aquella belleza exótica y extraña para mí que me atraía…

Me llamo Harold, vengo de Hauffman. No tengo rumbo fijo. ¿Y tu a donde te diriges?

Esperé una respuesta. Lo cierto era que me importaba más bien poco donde fuera. Suponía que podría acompañarla, como mínimo el tiempo suficiente como para alcanzar algún lugar civilizado desde el que poder trazar mi próximo destino...

Al final la suerte me sonrie por una vez...

Girado como estabas oíste como el agua se movía y luego unas cuantas gotas cayendo en la superficie del lago. Escuchaste como Yoko se ponía la ropa y se ceñía la espada al cinto. Luego unos pasos que se acercaban a ti, no pudiste evitar tensar los músculos, era algo normal en ti tras tantos años viviendo en Hauffman, donde siempre había que estar atento.

La chica paso por tu lado y se puso delante tuyo.

¿Mi rumbo? Estoy tras la pista de un hombre llamado Karel dijo con su melodiosa voz Esta en algún lugar de ese bosque de allí.

Señaló al Este. Allí se alzaba un gigantesco bosque a apenas unos kilómetros de la arboleda en la que estabais. Un escalofrío recorrió tu cuerpo. No sabías como se llamaba aquel sitio, pero no te daba buena espina.

Hace poco conocí a unas personas...pero me tuve que separar de ellos y desde entonces estoy viajando sola. Y ¿Como has llegado aquí desde tan lejos? Si que has tenido que viajar...

Me llevé disimuladamente una mano a la bandolera y tantee buscando uno de los cuchillos de caza. Por un instante imaginé que aquello podía acabar peor de lo esperado, pero lo único que hizo la dama oriental fue sentarse enfrente mió.

Maldita sea Harold, no estás en Hauffman, no puedes ir esperando que a cada esquina, a cada movimiento extraño, en cada recoveco, vaya a haber un peligro mortal…

¿Mi rumbo? Estoy tras la pista de un hombre llamado Karel dijo con su melodiosa voz Esta en algún lugar de ese bosque de allí.

Karel… me pregunto quien será ese tal Karel. Aun así tal vez no deba indagar más sobre ese hombre, de momento. Además ese bosque no parece acogedor.

Miré al bosque. Era una masa oscura, daba la impresión de que la foresta entera fuera como un monstruo oscuro y aletargado, dispuesto a tragarse a todo aquel que se atreviera a acercarse.

Hace poco conocí a unas personas...pero me tuve que separar de ellos y desde entonces estoy viajando sola. Y ¿Como has llegado aquí desde tan lejos? Si que has tenido que viajar...

En mi rostro se debió dibujar una triste sonrisa al recordar porque había emprendido aquel viaje, y como había acabado en aquel lugar.

“Desperté” en Hauffman hace algún tiempo, y partí de allí buscando mis recuerdos. En Goldar me uní a una caravana que se dirigía a Gabriel y durante el viaje nos asaltaron bandidos de uno de los grandes clanes del principado. Unos pocos huimos hacia el norte y hacia el este mientras nos perseguían y solo yo sobreviví para alcanzar Moth…y ahora estoy aquí, sin saber exactamente a donde ir y sin nada que hacer.

Esperé un minuto en silencio, absorto en mis pensamientos. Al salir el tema pude ir recapitulando mentalmente todo lo que había ocurrido desde que partí de Hauffman. El viaje realmente había sido largo y aun no había encontrado nada, realmente era cierto que no tenia nada que hacer...

Podría acompañarte en tu búsqueda del tal Karel, al menos durante un trecho, o hasta encontrar una aldea o algún pueblo en el que pueda decidir a donde ir...

Por un momento el rostro de la lannetense cambió por completo ante tus palabras. Denotaba extrañeza, pero a la vez esperanza y gratitud. Desde luego daba la sensación de que tu compañía iba a ser bien recibida.

Vaya... pues... daba la sensación de que Yoko no sabía por donde empezar La verdad es que llevo días sola y, antes de encontrarme con las personas de las que te hablé, había sido sido capturada por un grupo de esclavistas.

Tu rostro cambió y ella se apresuro a contestar.

Me pillaron desprevenida, en mitad de la noche. Me desarmaron y me ataron, no pude luchar acarició la vaina de su katana No habrían sobrevivido ni dos minutos bajo el filo de mi acero. Lo peor fue su trato...

Viste como la extranjera cerró los puños con mucha fuerza. Se le marcaron los nudillos y las venas. Giró el rostro para que no pudieras ver como una lágrima caía por su mejilla.

Da igual. La verdad es que no me vendría mal ayuda para encontrar a Karel, sobretodo porque no esta solo. Y bueno, si decides quedarte en alguno de los pueblos que encontremos por el camino no te lo tendré en cuenta una sonrisa se dibujo en su rostro Después de todo somos desconocidos, aunque últimamente no hago más que encontrar desconocidos interesantes.

No esperaba ser bien recibido, pero era una grata sorpresa estar equivocado por una vez. Si, la acompañaría en su caza del tal Karel. Además, tampoco tenía nada mejor que hacer por el momento.

Por fin algo de compañía… pero sigue habiendo preguntas por responder sobre su nueva compañera de viajes. Para empezar quien es ese tal Karen? ¿Porque tanto empeño en perseguirle? Hay mil respuestas: si suponemos que el tal Karel es un criminal o algo similar y por ende Yoko podría ser una caza recompensas o una agente encargada de capturarle. Si en Phaion existe un concepto de honor similar al de las tierras de las que provengo podría no ser nada de lo anterior o tratarse de una deuda de honor, o un asunto de venganza, o nada de lo que me imagino. La verdad es que las posibilidades son infinitas. De momento no abordaré nada sobre el tal Karel. También me gustaría saber algo sobre sus ex compañeros. Sobre los esclavistas… me hago a la idea de cómo habrán acabado si ella esta aquí.

Me levanté calmadamente y le tendí la mano a mi nueva compañera para ayudarla a incorporarse. Había que ponerse en marcha, aun quedaba un largo día por delante.

Bueno, pongámonos en marcha pues…

Ella aceptó tu ayuda con una leve sonrisa en el rostro. La aupaste sin mucho esfuerzo y, tras los últimos preparativos, partisteis en dirección al Bosque de Gehena. No estaba muy lejos, apenas unos kilómetros y su oscuro influjo se extendía por toda aquella tierra. En vuestro avance no visteis un solo ser vivo, ni siquiera los pájaros cantaban en los alrededores. No había signos, ni huellas de que nada vivo hubiera pisado aquellas tierras en mucho tiempo. Todo aquel silencio, todo aquel abandono, hizo que se te pusieran los pelos como escarpias.

Moth era demasiado siniestro para lo que estabas acostumbrado. Era como si la oscuridad se hubiera adueñado de todo y desde las sombras ejerciera su mortal influjo engañando a los hombres y atrayendolos a su fin. Igual que los lobos blancos de Hauffman. Pero aquí el enemigo era invisible.

Tras varios minutos de caminata llegasteis al linde de la pequeña foresta en la que habías decidido pasar la noche. La tierra se extendía desolada y yerma hasta que uno kilómetros más al Este se alzaba una inmensa masa de árboles negros y sin hojas.

Gehena es un lugar donde reina la muerte dijo Yoko a tu lado, sus ojos estaban clavados en el bosque De él emanan los miedos del hombre y se hacen realidad. En él es donde se esconde el hombre al que persigo. Dime Harold ¿Estas seguro de que quieres entrar en el infierno?

La visión de la entrada a aquel “bosque era mas bien tétrica. Aquel lugar parecía más muerto que vivo. Era realmente una visión poco amigable, daba miedo entrar allí, un miedo tenue aun, pero totalmente irracional.

Tirada de frialdad: 90(base)+33(dado)=123 final

No importaba, la cuestión era que debían entrar para encontrar a Karel. Por lo tanto no era el momento de pensar en que aquel lugar pareciera oscuro. Las noches de invierno en los hielos imperecederos de Hauffman también eran oscuras y mas peligrosas…y el había sobrevivido a ellas.

Gehena es un lugar donde reina la muerte.Salí de mis pensamientos acerca del bosque, a mi lado Yoko me decía algo. De él emanan los miedos del hombre y se hacen realidad. En él es donde se esconde el hombre al que persigo. Dime Harold ¿Estas seguro de que quieres entrar en el infierno?

Supongo que toca entrar.No creo que sea peor que las ventiscas de Hauffman, y si ese tal Karel se encuentra ahí dentro no hay mas remedio

Por un instante me vi tentado a preguntar a cerca de aquel hombre, pero prefería esperar hasta más tarde para abordar en serio el tema.

Debe ser una persona con la cabeza fría ese tal Karel, si suponemos que ha entrado a este lugar voluntariamente. Ciertamente o tiene mucho valor, o esta desesperado o es un desequilibrado mental, tal vez sea las tres cosas a la vez. Me da la impresión de que a medida que avancemos averiguaré mas cosas acerca suya sin necesidad de hacer preguntas.

Por como hablaba Yoko de Karel me hacia a la idea de que su objetivo no era precisamente encontrarse con un viejo amigo. Así pude ir descartando opciones sobre los motivos posibles de aquella persecución. Ahora la gran incógnita era el bosque. Los árboles parecían robles o alguna especie de árbol de hoja caduca. Por otra parte parecían estar muy juntos. Aquello provocaba la sensación de que la oscuridad fuera a tragarnos…

Tras un buen trecho de caminata llegasteis al linde de Gehena. Después de que os detuvierais unos segundos Yoko dio el primer paso y comenzó vuestra travesía a través de árboles muertos y silencio sin fin.

Pasasteis varías horas en las que apenas hablasteis, era difícil romper el mortal silencio de aquella tierra. La muerte parecía capaz de saltar tras cada árbol o matojo, aquello no hacia más que acrecentar la sensación de agobio y estrés.
Tus manos aferraban con fuerza tus dagas de caza y la mano de tu compañera no se apartaba del mango de su katana. Nunca, en toda tu corta vida desde que despertaste en Hauffman, habías sentido tal tensión.

Te lo dije te sobresaltaste un poco, pero no demostraste más que pasividad. Tu compañera habló. Este bosque es el peor lugar del mundo. Solo Karel elegiría esconderse aquí. Por suerte no debes preocuparte, tengo inspeccionada esta zona, dentro de unas cinco horas encontraremos una pequeña aldea perdida en la inmensidad de esta foresta. Allí pararemos a descansar.

A continuación Yoko lanzó al aire lo que parecía una oración en un idioma que no entendiste. Suponías que tenía que ser algún dialecto oriental o algo por el estilo. Ante tu cara de desconcierto ella sonrió.

Es una vieja oración a los dioses de Varja. Les llamó para que nos protejan y guíen a través de esta tierra. Dime Harold ¿Tienes tú algún Dios?

Este bosque es el peor lugar del mundo. Solo Karel elegiría esconderse aquí. Por suerte no debes preocuparte, tengo inspeccionada esta zona, dentro de unas cinco horas encontraremos una pequeña aldea perdida en la inmensidad de esta foresta. Allí pararemos a descansar.

¿Un pueblo en el agujero más oscuro del planeta? Esta claro que la gente en general tiene bastante mal gusto. Definitivamente mi compañera pretende cazar al tal Karel…y probablemente intente matarlo. Por la actitud de Yoko ya he acortado el cerco de posibilidades: Karel solo puede ser un criminal o alguien a quien Yoko odie mucho. Por tanto los únicos motivos que se me ocurren para perseguirlo son venganza, un asunto de honor o entregarlo a la autoridad que gobierna el principado (si es que hay alguna)

Siempre tuve tendencia a analizar las cosas y aquello era un ejemplo. Por otro lado tampoco tenía que ensimismarme mucho si no quería que nos cogieran por sorpresa. Tendría que estar atento a todo cuanto me rodease para poder salir de allí con vida.

Tirada de advertir/buscar cualquier cosa peligrosa:25+71=96

Mientras hablaba con Yoko me mantenía alerta, no podíamos bajar la guardia en un lugar como aquel…

Es una vieja oración a los dioses de Varja. Les llamó para que nos protejan y guíen a través de esta tierra. Dime Harold ¿Tienes tú algún Dios? Ante aquella pregunta mi expresión debió cambiar de tensión a una leve tristeza…

Si alguna vez creí en algún dios este debió ser muy misericordioso o muy cruel para arrebatarme mis recuerdos…

Vaya, lo siento... susurró tu compañera, su rostro había cambiado por completo, te miraba con expresión de disculpa Aunque a veces me gustaría olvidarlo todo, olvidar de donde vengo, de donde soy y quien es Karel. Me gustaría poder vivir mi vida, pero mientras el siga respirando...no podré. Su mano agarró con fuerza la katana, su voz denotaba una rabia inconmensurable que se había estado gestando durante años. Si pudiera elegir, si me dieran la oportunidad, olvidaría. Quien sabe, quizás es mejor que no recuerdes nunca, puede que si encuentras tu pasado no te guste y te odies a ti mismo.

Aquellas palabras te hicieron reflexionar bastante. Era lógico. No tenías ninguna pista ni ningún recuerdo antes de haber despertado en Hauffman, no sabías quien eras antes del accidente, ni tu nombre ni como te ganabas la vida. Ni siquiera de donde provenían tus extraños poderes. Sentías curiosidad, eso era inevitable pero ¿Y si lo que descubrías no te gustaba?

De golpe unas palabras de tu compañera te sacaron de tu ensimismamiento.

La verdad...es que me suenas. Tu rostro, me resulta familiar, pero no se de que. Coincidencias supongo.

Ella sonrió quitando importancia a sus palabras. A ti en cambio se te clavaron en el pecho. ¿Familiar? ¿Le sonabas? El corazón se te desbocó con fuerza golpeando tu pecho con fervor. La respiración se te agito, era la primera vez que alguien te decía eso.

Una vez alguien en Hauffman me dijo que las cosas aparecen cuando se deja de buscar, y en aquel momento, en medio del bosque de Gehena, no podía más que darle la razón. Aquella pequeña revelación le daba un vuelco a todo mi viaje por fin tendría algo por lo que empezar, pero siempre cabía la duda….

¡Imposible! ¡Después de tanto tiempo y me encuentro con esto sin siquiera pretenderlo! Mi suerte por fin cambia o… La alegría recorrió unos segundos todo mi cuerpo antes de que mi mente consiguiera hacerse de nuevo con el control. No, puede que solo lo haya dicho por compasión. ¿O puede que se confunda...no puede ser, asid e fácil será encontrar mi pasado? ¿Aquí acaba todo? Solo queda que ella recuerde que le suena mi cara…No…esto solo es el principio. Si realmente la conocí en otra vida a esta chica, me lo dirá ella.

Créeme, nuestro pasado es parte indispensable de nosotros, no llegaríamos a ser lo que somos sin nuestros recuerdos, nuestras vivencias. Perder eso es terrible, significa perder una parte de nosotros mismos.


En cualquier caso, si alguna vez nos vimos en otra vida, razón de mas para recuperar mis memorias…le dije tras un largo rato de silencio y con una sonrisa en el rostro

Yoko te observó con su profundos ojos clavados en los tuyos. Por un momento tu corazón se aceleró y tus piernas temblaron. Algo en tu mente saltó, algo que no supiste reconocer. Era como un fragmento de algo que golpeó con fuerza tu consciencia.

Pero todo se fue al traste, la voz de tu compañera te sacó de tus pensamientos como un rayo. En principio te mosqueaste, pero al ver su sonrisa no pudiste evitar sonreír tu también.

Lo que has dicho es verdad, esta claro que somos como somos por nuestros recuerdo. Pero a mí no me gusta como soy, no me gusta vivir con todo este odio en mi interior.

Tu compañera se agarró el kimono a la altura del pecho y apretó con fuerza, como si algo en su interior le doliera.

Desearía no sentir estas ansías de venganza, desearía ser capaz de olvidarlo todo y no volver a saber nada de Karel Yoko te miró fijamente, al ver tu rostro sonrió Si pudiera me cambiaría por ti, aunque eso sería egoista, bastante estas haciendo con acompañarme.

La chica guardo silencio. Aprovechaste para intentar recordar de nuevo, buscar aquel fragmento que había saltado a tu mente pero que ahora habías perdido. Por unos momentos te sentiste rabioso. ¿Qué coño había pasado? Había estado tan cerca de recuperar algo, aunque solo hubieran sido unos segundos de tu pasado...

Pero no quedaba más que resignarse y seguir avanzando por aquella foresta.

¡¿Porque?! En aquel momento estuve a solo un paso de poder recuperara aunque fuera una mínima fracción de mi pasado, de mi existencia. Tuvo que irse al traste. Pero mi determinación en la búsqueda de mi memoria se reforzaba. No me separaría de Yoko, al menos hasta poder averiguar cual era su papel en mi pasado.

¿Renunciarías a tu infancia, por ejemplo, Yoko? ¿A caso odias tanto tu pasado como para borrar incluso aquellos buenos recuerdos que puedas tener, por remotos o breves que sean? Aquellas preguntas no estaban dirigidas como un reproche, simplemente quería saber que pensaba de aquello. En el fondo solo quería ayudarla a enfrentarse a sus fantasmas.¿ Tan grave era el crimen de Karel como para que mi compañera de viajes fantaseara con la idea de borrarlo totalmente de su memoria?¿Tan Grande era el agravio cometido por aquel hombre? Pronto podria responder a todas mis preguntas, de donde vinieran las respuestas me daba igual. Me las daria Yoko con el tiempo... O se las arrancaria a Karel con agujas...

Yoko te dedicó una enigmática mirada, en su rostro ya no había alegría, pena o tristeza, ni siquiera odio o ansías de venganza. No había nada cuando formuló su respuesta a tu pregunta.

Habló alto y claro.

Sí. Borraría mi infancia.

Un mazazo sacudió tu pecho. Aquellas palabras te hicieron sentir pena por tu compañera, a la vez que un poco de rabia pues no podías concebir como alguien con sus recuerdos podía desear la maldición de no saber quien es.


Borraría todo rastro o ápice de mis días pasados en Phaion. Olvidaría a mis padres, a mis amigos y a toda mi familia, pues así Karel desaparecería de mi vida y mis padres no habrían sido tan estrictos conmigo.

Una lágrima descendió por la delicada mejilla de Yoko. Sus palabras habían sido sinceras, no cabía duda de que lo daría todo por olvidar. Aquello te revolvía las tripas de solo pensar que es lo que le habría pasado, cual era su secreto.

Me quedé sin palabras. Realmente estaba dispuesta a llegar a aquel punto. En el fondo me sentía culpable por haber forzado tanto aquello, tal vez no debería haber ido tan lejos...

Esta vez he ido demasiado lejos. Pero al menos ya se que su historia con Karel va mas lejos de lo que pensaba. Es probable que se conocieran desde que ella era niña ¿Pero porque? No llego a comprender como es posible eso. Por otra parte debe haber hecho algo terrible ese hombre o monstruo como para hacerla querer olvidarlo todo.

Lo siento, no tenia que haber insistido tanto... Pasé a respetar nuevamente el sepulcral silencio de aquellos bosques en los que no se oía absolutamente nada. Silencio... Me recordaba a mis días en los hielos imperecederos, en Hauffman: el silencio en medio de la inmensidad. La gran diferencia era que el silencio de aquel bosque resultaba opresivo.

Por alguna razón sentía mas confianza en aquella extraña mujer que conocía desde solo hacia unas horas que en todas las personas que había conocido desde mi "despertar"...Pasó un rato, e instintivamente, sin saber muy bien el porque, acerque mi mano a la suya.

Habíais caminado ya un par de horas en el más absoluto e interminable silencio, tras un reguero de pensamientos que te absorbieron durante todo aquel tiempo saliste de tu ensimismamiento para toparte de nuevo con el oscuro bosque. Miraste a tu lado para comprobar que Yoko continuaba allí, sí, seguí andando cabizbaja. No pudiste evitar sentir una ternura inusitada, algo que te empujaba a acariciarla, a hacer que se sintiera mejor. Ayudarla a olvidar a Karel.

Extendiste tu mano para rozar la suya. Pero no llegaste.

¡¡BROOOOM!! Una explosión flamígera estalló al frente. Fue algo gigantesco, de varios metros de radio. Tanto Yoko como tú caísteis al suelo. Te golpeaste contra un árbol y gritaste de dolor.

Abriste los ojos lentamente mirando frenéticamente a tu alrededor. Varios metros de árboles habían sido aniquilados de golpe, parte del bosque continuaba en llamas. Todo ello estaba a unos diez metros de donde te encontrabas tirado. Buscaste a Yoko con la vista. Estaba en pie a tu lado, katana en mano.

Sin entender muy bien lo que estaba pasando te levantaste con tus cuchillos en la mano. A pesar del golpe no habías sufrido ninguna herida, solo había sido el susto.

Entonces la viste. Era una niña, no superaría los 15 años. Iba armada con un estoque y os observaba con una mirada inocente y perdida.



¿No estáis muertos? preguntó con una inmensa pena en su voz. Entonces marchaos si no queréis... morir

Estaba aun un poco aturdido, pero debía pensar rápido y con claridad. Era como sobrevivir en Hauffman, exceptuando que el depredador era humano y tenía algún tipo de poder, igual que yo.

Primer paso Harold: estudia el entorno. Esto esta lleno de árboles. En teoría escapar seria tan fácil como escabullirse entre ellos. El camino es relativamente estrecho, otra explosión así y puede que no sobrevivamos ¿Y maldita sea que demonios era eso? ¿Poderes psíquicos, magia? Podría ser el mismo tipo de poder que el que poseían los brujos de Komerfest u otra cosa totalmente distinta. Por otra forma es posible que haya algun punto debil por donde atacarle ¿pero cual?

Miré a mi alrededor una vez mas, Yoko se encontraba bien y lista para combatir...
¿No hay mas remedio que luchar? En realidad no me hacia gracia tener que enfrentarme a un enemigo del que no conocia nada. Tal vez la mejor opcion fuera retirarse. En aquel momento nada era claro y cada eleccion podia ser una trampa mortal.

Yoko parecía bastante tensa, concentrada en la rival. Su mano sujetaba la katana con fuerza, pero no se movía, no estaba en posición para la pelea.

No. Conozco a esta chica, y sé que, si nos enfrentamos a ella, moriremos. Al menos yo no soy rival para ella. Disculpa si dudo que entre los dos logremos algo.

La pequeña niña pelirroja os miraba con una extraña mezcla de inocencia y tristeza en los ojos. En su mano derecha jugueteaba con el estoque y lo hacía dar vueltas. Su manos izquierda jugaba tranquilamente con uno de su grandes coletas rizadas. No parecía preocupada, ni emocionada por el combate.

Silvia comenzó tu compañera alzando la voz. La niña salió de su aparente ensimismamiento y miró a la lannetense con interés. Soy Yoko Kawamura.

Aquellas palabras parecieron producir alguna reacción en la niña. Se sonrojó un poco y bajo la mirada al suelo.

¿Y él? preguntó la pequeña.

Él, es un compañero. Harold Frey.

Silvia alzó la mirada de golpe y la clavó en ti. La mirada de aquella chiquilla te hizo retroceder un paso. Nunca te habías sentido tan incomodo, aquellos ojos cargados de tristeza y soledad eran como puñales.

Algo luchó por salir de tus pensamientos perdidos.

Pasad.

Con infinita sorpresa viste como Silvia se hacia a un lado y envainaba el estoque. Yoko te observó con cara de preocupación. Probablemente pensaba que despues de aquello no querrías continuar con el viaje.

De entre los sucesos extraños que tuve la buena o mala suerte de presenciar en Moth hasta aquel momento aquel era de lejos el mayor. No entendía como Yoko conocía a tan extraña chiquilla, y prefería no saber hasta que punto no éramos rivales para ella, supuse que se la encontró cuando inspeccionaba el bosque y tuvo capacidad diplomática para convencerla de que no la matase. Era, en definitiva, algo que no me interesaba saber. Recuperar mi memoria bien merecía el riesgo de lidiar con gente como aquella. Además sentía que estaba cada vez más cerca de la verdad. Me sentía como si tratara de resolver un puzzle sin las piezas, pero sabia que debía continuar.

¿Tirada de frialdad?:51+90=141

¿Realmente merece la pena? No puedo evitar pensar que hemos estado al borde de una muerte horrible, pero no me queda mas remedio si quiero descubrir la verdad sobre mi pasado. Además, si no sigo con Yoko, probablemente nunca podré resolver el misterio de mis recuerdos. No hay mas remedio.


Avancé e hice un ademán con la mano a Yoko para que siguiéramos Aun queda un buen trecho hasta esa aldea ¿no?[i] Yoko me miró aliviada, por un momento debió pensar ue saldría corriendo de aquel maldito bosque, y empezó de nuevo la marcha.

Supuse que la curiosidad me podia asi que una vez nos alejamos de la niña del estoque le pregunté a Yoko ¿Quien era la chiquilla esa?

Aún falta un trecho para llegar a la aldea te contestó tajante. Estaba bastante tensa.

Entonces pasasteis de largo frente aquella niña que no tendría más de 15 años. Tenía la mirada clavada en los dos y la mano apoyada en el estoque. No parecía que fueses del todo bienvenido.

Os alejasteis todo lo que pudisteis intentando no despertar la atención de Silvia o de cualquier otra criatura que habitara aquella maldita tierra. Y cuando ya os hubisteis alejado lo suficiente hiciste la pregunta. Tu compañera se detuvo y se apoyó contra un árbol. Respiraba agitadamente.

Era Silvia, una de las más poderosas secuaces de Karel. Él la rescató cuando apenas era una niña de cinco años de las garras del fuego. Ella creció con la obstinada convicción de que ese jodido asesino era su padre y le sirve como su mano ejecutora. Es terriblemente mortal. A sido entrenada por el mismísimo Karel en la lucha cuerpo a cuerpo y autodidacta con su propio dominio sobre el fuego. Es una niña prodigio y Karel esta orgulloso de ella.

Por unos segundos permanecisteis en silencio. La historia que te acababa de contar era bastante poco creíble, incluso para ti que dominabas los poderes de la mente y habías convivido con chamanes en las inhóspitas tierras de Hauffman. Una niña capaz de manejar el fuego a voluntad... ¡Y que dominaba el estoque!

Debemos seguir avanzando, descansaremos en el pueblo al caer la noche, luego otro día de larga caminata. No creo que Karel ande muy lejos.