En la Posada [Kalenden y Serghei]

He de admitir que no esperaba una reacción tan agresiva por parte de Celina ante mi modo de abordar el tema de manera poco sutil. Empezó elevando el tono hasta llegar a dar gritos, paso al intento del contacto físico, que de haber sido en otro momento me habría sentido alagado aunque este no era uno de esos precisamente, y del contacto físico otra vez a los gritos solo que esta vez creo que con más ahínco.

Estaba ya buscando en mi mente el modo o las palabras para lograr que se calmara cuando percibí un sonido fuera de sitio. Venía desde uno de los cuartos y teniendo en cuenta que los dos únicos clientes y la encargada del lugar estabamos juntos me alarmó enormemente. Fue un golpeteo, lo que no logré identificar es si fué; una puerta, una ventana, una leyenda viviente que se tomaba mi comentario como una invocación...

Celina cálmate, tu has contado tu historia y ahora yo contaré la mía, si me das un momento aunque yo no cobraré por ella. Por cierto ¿Alguien más ha escuchado eso? Mientras que digo la última frase señalo con una mano en dirección a las habitaciones y manteniendo la otra preparada para lanzarse sobre el mango de una de mis armas en cualquier momento.

"Pues para no pasar nada parece que la chica está bastante alterada"

Al parecer era el único que no se sabía detalles de la historia previamente, pues por lo que se podía ver Serghei se sabía tan bien la descripción de Karrell como la propia Celina. Lo cual había causado una reacción cuanto menos sorprendente en la posadera. Aquello empezaba a ponerse violento...

Y entonces, el ruido. Venía del pasillo, y me habría jugado el Hacha que lo había causado lo que fuera que se encontraba en la habitación 5. No iba a decir, nada, no era un buen momento para urgar en los secretos de la mujer estando ella tan alterada, pero al parecer no fui el único en oírlo.

Por cierto ¿Alguien más ha escuchado eso?

Yo lo he oído, y bastante claramente.- Y no es la primera vez - Venía de las habitaciones, estoy segurísimo. Al parecer en esta posada se esconde cierta cosita problemática ¿Verdad, Celina?

No era buen mintiendo, así que no iba a hacerlo. Ahora que lo habíamos oído dos tendría que explicarnos la verdad... o eso quería creer. Me aseguré de que mi hacha estaba a mano y de que me acordaba bien de como crear fuego.

Celina permaneció callada varios segundos. Respiraba con fuerza y profundamente, como tratando de calmarse. Os observaba, su rostro ya no era amigable y risueño, parecía que habias logrado que se enfadase.

No intenteis desviar el tema de conversación dijo con esfuerzo para no gritar. El golpeteo es mi hija jugando en la habitación, esta enferma así que no puedo sacarla de allí. explicó lentamente en respuesta a las palabras de Kalenden. Ahora, Serghei, haz el favor de deleitarnos con la historia de la que hablabas su voz era calmada y sosegada, pero era imposible no advertir un aire violento en su exigencia. ¿Y bien?

Si era su hija la que había hecho el ruido, ¿Porque tenía que haberse mantenido en silencio todo el tiempo hasta este momento tán crítico? ¿No se supone que cuando uno está enfermo debe descansar en lugar de jugar? Estas habrían sido seguramente las preguntas que habrían surgido en mi mente de no ser porque tenía a una mujer enfadada ante mí y lo que es peor, estaba enfadada conmigo. Manteniéndome a una distancia prudencial comence a hablar.

Esta mañana llevaba yo ya dos días caminando entre la niebla intentando llegar hasta cualquier sitio en el que pudiese cobijarme bajo un techo. Pero en el camino me encontre con un hombre que responde a la descripción que te he comentado antes. Tras unos momentos de sospecha y sin estar muy seguro de si era un ladrón de caminos nos introducimos el uno al otro, decía llamarse Karel. Hago una pausa tanto para poder leer las reacciones de Kalenden como para intentar alcanzar mi bebida sin exponerme a estar en el radio de ataque de Celina. No hace falta decir que no pude y tube que continuar con la explicación con la garganta seca. Nos pusimos en camino y mientras marchabamos ibamos hablando, apenas un par intercambios de palabras. Conocía bien Orgajandh, sabia donde estaba, el nombre, el número de habitantes... el nombre de la posada... Tragué saliva mientras que dejaba que este dato hiciese click en sus mentes. Además para tener pinta de extranjero caminaba como si conociese el terreno bastante bien. Recordad que hay niebla y apenas se puede ver a dos palmos de la nariz ahí fuera. Al llegar aquí nos separemos y ahora supongo que estará vagando por los alrededores.

Preferí guardarme para mi el momento en el que nos separemos y que por poco me caigo de culo sin haber una razón aparente, pese a la situación debía de mantener mi dignidad.

El golpeteo es mi hija jugando en la habitación, esta enferma así que no puedo sacarla de allí.

Sí, claro, la enfermedad del aleteo. Sé que ocultas algo, y no me gusta que me engañen, si tengo que descubrirlo sin tu ayuda que así sea.

Sin embargo, me callé, ya parecía suficientemente enfadada. Como le insistiera más corría riesgo de que me clavaran un cuchillo de cocina... Así que esperé a escuchar lo que Serghei tenia que contarnos. No era nada tranquilizador, la verdad.

Había mostrado una actitud desafiante ante la historia, pero no creía que fuera verdad. Es decir, sí creía que hubiera alguien en el pueblo que cometiera homicidios para engañar a los lugareños, pero no que un extranjero de hace décadas trajera niebla y matara gente así porque sí. ¿Estaría bromeando Serghei? Si era así no tenía gracia alguna...

-Pero... No puede ser el mismo de la leyenda ¿No? -Dije finalmente. La lógica así lo decía, pero no estaba muy convencido de mi razonamiento- Es decir... la leyenda que ha contado Celina es de los tiempos de su bisabuela. Aunque fuera verdadera, un hombre normal no vive tanto. Además, seguro que sería una coincidencia, lo del nombre, su origen y demás. Sí, estoy convencido. Pura coincidencia.

Intenté mostrarme firme e inalterable, a pesar de no estar para nada convencido de mi razonamiento. Al fin y al cabo sabía que existían personas con poderes extraños. Si yo podía traer el fuego... ¿Porque no un extrangero podía traer la niebla, o vivir mucho más de lo normal? En tal caso no se trataba de un pirado, ni de alguien interesado en preservar la leyenda. Era... algo más.

"En estos momentos desearía ser un hombre religioso y poder decir "Dios nos coja confesados""

Celina escuchó con atención la historia de Serghei. Su rostro lo decía todo. A pesar de haber dicho que eran solo leyendas, a pesar de haber dicho que no las creía, podíais notar el miedo en sus ojos. El terror de saber que aquella podía ser su última noche. La posadera no podía evitar que las dudas le asaltaran.

Es decir... la leyenda que ha contado Celina es de los tiempos de su bisabuela. Aunque fuera verdadera, un hombre normal no vive tanto. Además, seguro que sería una coincidencia, lo del nombre, su origen y demás. Sí, estoy convencido. Pura coincidencia.

Celina dudó varios segundos antes de contestar.

La leyenda cuenta que Karel no perdonara la afrenta jamás y que vivirá siempre hasta resarcirse. La cuestión es saber si Serghei dice la verdad…

La posadera miró con dureza al joven viajero. Sostenía la mirada como una fiera a punto de abalanzarse sobre su presa.

O miente y solo le han enviado para…

¡Toc, toc, toc! Alguien llamó a la puerta.

¿Enviado para qué?

Aquello estaba tenso. La posadera estaba violenta y aquella siniestra leyenda parecía cada vez más real. Tanta espera me iba a matar. Finalmente me levanté.

-Yo abriré. -Dudaba seriamente que ninguno de los otros dos tuviera lo que había que tener para ir primero- Chico, ten preparado ese arco tuyo, porque como allá fuera haya algo hostil y no me ayudes, vamos a tener una charla desagradable. Celina, dudo que sepas combatir, así que estate preparada para esconderte. Y sobretodo todos calmados, con suerte será sólamente otro huesped y no una amenaza -realmente eso último me lo decía a mi mismo. Era una buena amnera de mantener la frialdad mostrarse seguro de uno mismo.

Me puse la capucha de nuevo, cogí el hacha y me dirigí hacia la puerta. Si lo que había al otro lado era peligroso, me encontraría preparado. Finalmente, agarré el pomo de la puerta y lo giré, para abrirla lentamente.

Como se trate de un inofensivo huésped voy a ser el hazmereír...

¿Mentir? Si, claro. He entrado en la posada con la esperanza de encontrar alguien que se ofreciese a contarme una leyenda en particular a la que añadirle un trozo poco conocido. Por supuesto mi única intención es que después se formen hostilidades en mi contra y terminar colgado de una soga por un puñado de aldeanos alzando antorchas y utensilios de labranza. Mi cara era todo un poema tratando de mostrar como me sentía ante la acusación de mentira. Admitiria que mis técnicas de venta tenían mucha alteración de la realidad, por no decir toda. Pero eso hacía que la gente se sintiese más segura por llevar un trozo de madera o latón colgando del cuello. Por mi parte mi conciencia estaba tranquila.

El sonido del golpeteo me distrazo de mis pensamientos hacia una realidad más inmediata. Podía ser él o podía ser un vecino que se acercaba a comprobar porque Celina gritaba, aunque lo que más me sorprendio del asunto fué Kalenden. En un momento no creía nada de aquello y 3 segundos despues ya estaba sujetando su hacha preparado para embestir hasta a un dragón si es lo que había al otro lado. Supongo que era su forma de afrontar el miedo. Me encogí de hombros y me mantuve espectante ante los sucesos venideros mientras que le daba vueltas a la cabeza el que hacer ante tan extraña situación.

@ Kalenden

Comenzaste a abrir la puerta con lentitud, tu corazón palpitaba con velocidad, las sienes te bullían y las manos te sudaban. No sabías lo que te podías encontrar al otro lado... y ni siquiera el tacto de tu enorme hacha te tranquilizaba. Poco a poco, mientras habrías la puerta, empezaste a vislumbrar una figura. Agarraste con fuerza tu arma. Podías oír cada latido de tu corazón... golpeaba tu cabeza con fuerza. Continuaste abriendo la puerta, la figura era alta y delgada. Iba encapuchado con una larga capa marrón que le cubría todo el cuerpo. Tu pulso se aceleraba por momentos.

@ Serghei

Tenías tu arco preparado, concentrado en cualquier señal que pudiera hacierte tu compañero. Notaste que algo se movía a tu espalda, probablemente era Celina que trataba de esconderse. Pero para tu sorpresa notaste como su delicada mano se posó en tu hombro.

Lo siento... susurró. Por favor...prometeme que si me pasa algo sacaras de aquí a mi hija. imploró con un hilo de voz. Parecía que iba a ponerse a llorar en cualquier momento. Lo siento de verdad.

Me pareció que Celina y Serghei hablaban, pero ahora estaba demasiado ocupado con la puerta abierta y la figura de el otro lado.

Al parecer era un hombre. O una mujer. Pero una persona, al fin y al cabo. Por un momento me sentí aliviado... pero no llegó a ser un segundo, tras el cual mi corazón volvió a ir a cien. Me maldije a mí mismo por esa falta de autocontrol... Aunque bien era cierto que tenia razones para sospechar del tipo que estaba delante de mi.

"No te confíes ahora, estúpido, ningún hombre que se oculta bajo una capucha es de fiar"

Apreté con fuerza el mango de mi Hacha. Pero no iba a mostrarme inseguro ni amenazado.

Tirada por frialdad de Kalenden: 67 + 32 = 99


-Buenos días. ¿Quién es usted? ¿A qué ha venido? -dije finalmente mirando cara a cara al sujeto. No iba a mostrar miedo ante ese hombre, iba a mostrarme frío e implacable como era. Bueno, nervioso y con las manos sudadas. Pero fría y implacblemente nervioso y con las manos sudadas. Sí...-Espero que sea un cliente o tenga un asunto urgente. Si no puede ir largándose, no está el tiempo para dar paseítos.

Mientras hablaba con el recién llegado, intenté examinarlo a fondo, en busca de armas o cualquier otra amenaza.

Tirada por buscar de Kalenden: 53 + 10 = 63

Lo de esta mujer es alucinante, tan pronto quiere echarme a los lobos como me pide favores... Tras ver que lo que había al otro lado de la puerta iba encapuchado con una capa marrón toda la tensión del momento pareció desvanecerse para mi. Karel no llevaba una consigo y no parecía su estilo en absoluto. Y puesto que no creía que otra leyenda andante iba a cruzarse en mi camino durante lo que queda de día acepte mentalmente que era otro viajero en busca de refugio. Hace unos minutos yo tambien lo era y no me hubiese gustado encontrarme con Kalenden sin la capucha puesta y con un hacha en la mano junto a sus malos modales en el único refugio en kilómetros.

En un susurro conteste a Celina. Haré lo que pueda, ¿Algún familiar con quien quisieras que la dejase? Aproveche este momento para alargar mi mano y recuperar mi bebida. Creo ver la obviedad del asunto y que quien estaba al otro lado del marco no era una amenaza potencial. Lo que si podía era traer noticias u otro brazo que nos ayudase a defendernos de la adversidad. Kalenden, no asustes a la clientela, seguro que ha viajado mucho y está cansado. ¿Que buenas nuevas nos traes? Si el asunto era tal y como yo pensaba creo que me acabo de ganar una nueva amistad, en caso contrario daría igual lo que yo hubiese dicho.

Al igual que con Kalenden lo mejor era mantener una actitud prudente y observadora. Aunque ya había tomado cartas en el asunto lo mejor era echar una mirada en profundidad, con suerte encontraría un resquicio que me ayudase a elegir la mejor estrategia para venderle al viajero algún amuleto que por casualidades del destino tendrá gran fuerza de protección ante las leyendas vivientes.

Tirada por buscar de Serghei: 33 + 45 = 78

Kalenden escribió:
-Buenos días. ¿Quién es usted? ¿A qué ha venido? -dije finalmente mirando cara a cara al sujeto. No iba a mostrar miedo ante ese hombre, iba a mostrarme frío e implacable como era. Bueno, nervioso y con las manos sudadas. Pero fría y implacblemente nervioso y con las manos sudadas. Sí...-Espero que sea un cliente o tenga un asunto urgente. Si no puede ir largándose, no está el tiempo para dar paseítos.

Que malos modales chico respondió el hombre Pero ya que insistes.

El extraño se quitó la capucha dejando ver un rostro de finas facciones y piel morena. Sus ojos eran color azabache y su pelo largo negro como un tizón. Movía los ojos muy rápidamente, como intentando analizar todo. En cierto modo te recordaba a un ratón.

Soy Gabriel, solo venía a ver a la hija de Celina.

Tirada por buscar de Kalenden: 53 + 10 = 63

Bajo la capa no podías adivinar ningún arma ni nada raro. Solo un cuerpo pequeño y delgado. En cambio en la mano derecha llevaba un maletín marrón ornamentado con filigranas doradas. El maletín parecía antiguo y muy usado.

@ Serghei

Mis familiares más próximos están en Durghaben susurró la posadera Anita Skive, así se llama mi tía.

Memorizaste el nombre y la ciudad. Quien sabe si podía venirte bien en cualquier momento.

Parecías el único que estaba calmado en aquella posada y tras un trago de tu cerveza analizaste al sujeto que se había quitado la capucha.

Tirada por buscar de Serghei: 33 + 45 = 78

Pero no pudiste ver nada que sobresaliera bajo la larga capa. Parecía que no iba armado.

@ Kalenden

Kalenden, no asustes a la clientela, seguro que ha viajado mucho y está cansado. ¿Que buenas nuevas nos traes?

La voz venía de dentro de la posada. Era Serghei y parecía relajado. Tus manos se relajaron y respiraste de nuevo con calma. El recién llegado te miro con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

¿Me dejas?

Me alegraba bastante de llevar razón en este asunto ¿Continuaría mi suerte en alza por mucho tiempo? Di otro trago a la cerveza que ya empezaba a escasear en la jarra y pense un instante sobre el tema. ¿No deberíamos avisar a alguien que tenga autoridad en la zona sobre el asunto de Karel?

O eso o escondernos a que pase la "tormenta". Aunque preferiría que se llamase a las armas a la milicia, seguro que este asunto tal y como está proporcionaría muchas ventas en mi negocio. Y si nos atenemos a la leyenda será la primera víctima lo cual le interesará si está vivo y nos hará saber la veracidad del asunto en caso de que no respire.

No me parecía que fuese un plan muy descabellado, claro que si todos iban a reaccionar como Celina y además eran hombres armados... Comenzaba a verle lagunas al asunto, pero ya había hablado y puesto en movimiento el mecanismo del destino en marcha poco más podía hacer. Por otro lado el recien llegado parecía un matasanos, lo que hace que el asunto de la hija de Celina estando enferma en uno de los cuartos sea bastante cierto. No me sentía culpable de haber dudado de su palabra, en el camino sino dudabas de todo acabarías en una cuneta como comida para los gusanos.

Serghei escribió: ¿No deberíamos avisar a alguien que tenga autoridad en la zona sobre el asunto de Karel?

Celina permanecía a tu lado esperando a que Kalenden dejara pasar al supuesto medico. Escuchó tus palabras con atención, cuando terminaste una irónica sonrisa se dibujo en sus finos labios.

No tenemos alcalde, no hemos vuelto a incurrir en el mismo error. La milicia no tiene más jurisdicción que resolver los problemas de hurtos y control de extranjeros. Ahora mismo estan en sus casas encerrados con las pocas armas de las que disponen para proteger a su familia. Y allí se van a quedar. dijo la posadera.


Por otro lado comenzó el recien llegado desde la puerta, parecía que había oido tu comentario. Estamos en una aldea de 50 habitantes escasos, perdidos en mitad de la nada. Las únicas visitas que recibimos son las pocas carretas mercantes y no pasan en estas fechas del año. Una vez mandamos un mensajero a Torda para hablar con las autoridades...dijeron que madarían soldados el 24 de mayo del año siguiente...

Pero no vino nadie. Celina acabó la frase del matasanos. La sentencia fue lapidaria.

Anoté mentalmente de que ahora mismo cualquiera en el pueblo respondería con las armas si alguien intentaba entrar en sus casas. No creo que sea momento para sonrísas irónicas. Ya me había hecho a la idea por la leyenda sobre el asunto del alcalde, por eso pregunté por una persona de autoridad en su lugar. Me refería por ejemplo a quien organizara el asunto del mensaje a Torda. O al que comande la milicia pero si no hay tal persona mejor hacer como el resto, cerrar las entradas y esperar que pasen los truenos y rayos.

Sinceramente conocía demasiado poco el asunto como para encontrar una solución. No sabía las razones por las que Karel decidio ayudar a un pueblo alejado de la mano de Dios, porque se empeñaba en adorar al Caos y querer que el pueblo se mantuviese sumido en él. Salir fuera y escapar no era la mejor de las posibilidades, era el último sitio donde se había visto a Karel y con esta niebla seguramente volvería a acabar en el pueblo. Solo quedaba que los presentes me diesen la razón y decidir con qué tapiar puertas y ventanas. ¿Habrá algún modo de apaciguar a Karel?

¡Un médico, es un médico! ¡Malditos el cielo el infierno y el purgatorio! Yo pensaba que iba a sacar una espada y trataría de cortarme la cabeza y resulta que es un médico criticando mis modales!

Cualquiera guarda modales con un psicópata suelto por el pueblo... - murmuré más para mi mismo que para el resto, mientras, finalmente, me apartaba para que aquel hombre pudiera pasar.

Mientras yo estaba ocupado con mis propios pensamientos, aquellos tres seguían hablando del asunto del 24 de Mayo. No había prestado mucha atención, pero había captado el mensaje. Básicamente era lo de siempre, la gente era egoísta y pensaba sólo en sí misma. Nadie ayudaba a los pueblerinos con el asunto y ellos no se ayudaban entre ellos. Estabamos sólos... Pues vaya una noticia, eso lo sabía yo desde hace ya mucho.

Alcanzé a oir completamente lo último que dijo Serghei.

Me refería por ejemplo a quien organizara el asunto del mensaje a Torda. O al que comande la milicia pero si no hay tal persona mejor hacer como el resto, cerrar las entradas y esperar que pasen los truenos y rayos.

-Por lo que he oído hasta ahora si tal persona existe lo más seguro es que esté acuartelado en su casa rezandole a Dios o a alguien parecido para que no le toque a él morir. Veo mucho mejor y más útil la opción de cerrar puertas y esperar a que todo pase. No es que tenga miedo, pero allí fuera somos débiles y, aquí dentro, fuertes.

Mantenerse acuartelado y a la defensiva ante una amenaza incierta era una estrategia básica para sobrevivir.

Kalenden escribió:
-Por lo que he oído hasta ahora si tal persona existe lo más seguro es que esté acuartelado en su casa rezandole a Dios o a alguien parecido para que no le toque a él morir. Veo mucho mejor y más útil la opción de cerrar puertas y esperar a que todo pase. No es que tenga miedo, pero allí fuera somos débiles y, aquí dentro, fuertes.

Celina hizo un gesto con la mano indicando la razón que contenían las palabras de Kalenden. Mientras Gabriel cerró la puerta tras de si y se adentró en la sala principal. Os miró a todos con curiosidad, sus ojos eran pequeños y un poco bizcos.

¡Bueno! ¿Vamos a ver a tu hija, Celina? Preguntó, su voz era aguda y un poco estridente. Desde luego era todo un personaje.

Sí fue la única contestación por parte de la posadera.

Los dos se metieron en el pasillo y desaparecieron en el interior de la habitación cinco. En la sala principal lo único que se escuchaba era el crepitar del fuego en la chimenea y el viento que soplaba con fuerza en el exterior. Tras unos segundos se añadió un tercer sonido, el llanto de una niña pequeña.

¡Tranquila! Soy el tito Gabriel, no te voy a hacer daño dijo la aguda voz del curandero.

¿Mamá? Preguntó una dulce voz. Apenas podía oírse.

Cariño, hazle caso ordenó Celina

Tirada por advertir de Kalenden: 37 Dado + 10 Base = 47
Tirada por advertir de Serghei: 85 Dado + 55 Base = 140

@ Serghei

La voz de la posadera se convirtió en un susurro, pero agudizaste el oído y pudiste entender algo que llamó tu atención.

Este hombre sabe mucho sobre lo que te pasa.

Celina había dicho “Este hombre”… eso implicaba que la niña no conocía al medico. Algo olía mal en todo aquello.

Celina y el médico se habían marchado a seguir con sus asuntos dejándonos a Kalenden y a mi solos. Con la conversación sin acabar y no era una charla precisamente mundana. Las vidas de las personas estaban en juego, lo que es más: mi vida estaba en juego. Mientras que mis pensamientos sobre la situación iban de un rincón a otro de mi mente buscando una salida, el encuentro entre el supuesto médico y la niña tiene lugar sin que mis oidos pierdan detalle del asunto.

Poso mi vista sobre Kalenden y comento en voz no muy alta. Hemos dejado el tema de que hacer aparcado por la visita del matasanos. Pero por lo que acabo de oir no me parece trigo límpio. Si tu vigilas la puerta yo voy a investigar que se está cociendo ahí dentro y después intercambiamos opiniones. Había elegido a Kalenden como aliado en esta historia por 3 razones que me parecian bastante sensatas. La 1ª era que como yo no era del pueblo y él apenas había estado aquí un par de días, la 2ª era que iba armado y por como se había enfrentado a la amenaza de un posible peligro tras la puerta parecía que tenía confianza en su habilidad con ella y 3ª me gustaba pensar en las cosas en grupos de 3, aunque si esa no vale tambien estaba que era al que tenía más a mano.

Parecía que Serghei, agudizando el oído, había oído algo que yo no, pues le había entrado una curiosidad parecida a la que me entró a mi al oir los ruidos aquella mañana.

Hemos dejado el tema de que hacer aparcado por la visita del matasanos. Pero por lo que acabo de oir no me parece trigo límpio. Si tu vigilas la puerta yo voy a investigar que se está cociendo ahí dentro y después intercambiamos opiniones

Me lo pensé un poco. Yo lo había oído antes, y también sentía curiosidad por ver a aquella niña y comprender los ruidos de aletear. Pero me hize una imagen mental de mi, tan grande, pesado y poco discreto, y llegué a la conclusión de que no ser oído esa mañana había sido a causa de un golpe de suerte. En cambio Serghei parecía un tipo escurridizo...

-Muy bien, chico, yo seguiré vigilando que nadie sospechoso entre por esta puerta. -acepté, finalmente, hablando bajo, no queía que me oyeran desde las habitaciones- Tu ve a echar una ojeada a la habitación 5, que es dónde estará la niña con el médico y su madre. Eso sí, si ves te encuentras con algo raro no te sorprendas. He oído ruidos no muy propios de una niña pequeña esta mañana... ya me contarás lo que has visto. -añadí finalmente.

Dicho esto, saqué la piedra de afilar del saco y empezé a afilarla, con cuidado y cariño. Era útil tanto para relajarme ante la tensión del ambiente como para tenerla bien cortante si entraba quien no debía entrar.

El comentario de Kalenden me parecio cuanto menos extraño. ¿Qué clase de ruidos no son propios de un niño? Asentí con la cabeza teniendo en cuenta que no debía alargar la conversación y jarra en mano totalmente vacía por cierto me acerque tratando de hacer el menor ruido posible.

El corredor no ayudaba siendo hecho de madera por lo que tuve que ir eligiendo cuidadosamente donde poner los pies, prefería andar por tierra o hierba, parecían tragarse el ruido en lugar de generarlo como los tablones de madera. En momentos como este agradezco a Vasile haberme a enseñado a escurrirme como una rata, era una habilidad muy valiosa cuando en el camino lograbas divisar a las malas compañías antes de que te divisasen ellas. Trate de colocarme junto a la puerta, sentarme a un lado y escuchar lo que se estaba maquinando. Cuando uno escuchaba a traves de una puerta era mejor escuchar lo que salía por el resquicio que habia entre el suelo y la susodicha que pegar la oreja a la madera y arriesgarse a que la abran.

Tirada por sigilo de Serghei: 49 + 40 = 89
Tirada por buscar de Serghei: 99 + 30 + 45 = 174


¿Era Gabriel quien decía que era? ¿Lo que tenía la niña era contagioso y estábamos en peligro? ¿Podría ser algo más extraño todavía de lo que yo esperaba? Desde luego hoy pocas cosas serían capaces de sorprenderme. En caso de que abriesen la puerta ya tenía una excusa preparada.

Unos pocos movimientos bien medidos, unos ojos atentos y observadores y una completa adaptabilidad al terreno. Aquello era lo tuyo y lo sabías. Con gracilidad felina te deslizaste por todo el pasillo y llegaste hasta la puerta sin inconvenientes. Parecía que nadie te había oído pues en el interior continuaba la conversación. Te agachaste dispuesto a escuchar…tu sitio era ideal y tus oídos agudos, era hora de descubrir que estaba pasando allí.

Clock, alguien cerró una puerta con llave en el interior de la habitación número 5. Entonces se oyeron unos pasos, luego una silla rechinó.

Entonces ¿Dónde encontraste a esta niña? Preguntó Gabriel. Desde luego aquello te pilló de improvisto.

Estaba perdida, vagando por el cementerio. Lloraba sin parar… cuando le pregunte por qué lloraba me respondió que le dolía la espalda… la voz de la posadera se fue apagando.

Claro, estaban empezando a salir sentenció el matasanos Esto me preocupa bastante, nunca en mi vida me había enfrentado tan abiertamente a algo así.

¡Pues tú eres el ocultista! Exclamó Celina en voz baja.

Lo se, lo se. Pero no te confundas lo máximo que he hecho han sido un par de exorcismos, contactar con los difuntos de la gente y tirar las cartas.

¿Ocultismo? ¿Niñas enfermas? Todo aquello estaba volviéndose muy raro.

Pero eres el único que puede ayudarme. No puedo sacarla de aquí, si lo hago la gente nos apalearía hasta la muerte o nos quemarían en una hoguera.

Para empezar no debiste coger a la niña.

¡Era una cría indefensa!

Celina…si de verdad quieres mi consejo, y para ello me has llamado, aprovecha la niebla para deshacerte de la cría.

Una silla se arrastró bruscamente por el suelo. Luego unos pasos.

La conversación ha terminado… sentenció la posadera.

Celina… suspiró Gabriel.

No voy a abandonar a mi hija…

No es tu hija.

Unos pasos se acercaban decididos a la puerta. ¡Era hora de marcharse!

Desde luego por la conversación el matasanos dejaba de serlo. Gabriel era un exorcista o algo parecido y si esto era así a la hija adoptiva de Celina le pasaba algo de naturaleza sobrenatural. No teníamos bastante con Karel sino tambien una niña que posiblemente tenga algo que sea tan peligroso como estar el 24 de mayo en Orgajandh. Desde luego es un tema espinoso. Los pasos hacia la puerta me daban poco tiempo como para pensar en el asunto más a fondo. Me encaminé hacia la zona común procurando mantenerme en con el mismo silencio con el que vine pensando que decirle a Kalenden y tratando de unir el rompecabezas que era Orgajandh para mi.

@ Kalenden

No pasaste mucho tiempo afilando tu hacha. Serghei volvió a la sala principal en apenas unos minutos, parecía pensativo y extrañado. Desde luego daba la sensación de que había averiguado algún dato nuevo.

@ Todos

La puerta de la habitación se abrió. Del interior salió Celina, iba con cara de pocos amigos, sus pasos eran fuertes y decididos. Al llegar donde estabais vosotros su rostro cambió, os dedicó una amable sonrisa.

Todo bien, dice Gabriel que no hay que preocuparse de nada las palabras sonaron sorprendentemente sinceras. De nuevo os sonrió para después desaparecer por la puerta de la cocina.

Pasaron unos segundos.

Gabriel salió de la habitación. Al contrario que Celina, él parecía estar absorto en sus pensamientos. Llegó a la sala común y pasó por vuestro lado sin fijarse en vosotros. Se dirigía a la puerta.

Miro con complicidad a Kalenden y con las manos imito el movimiento de una rueda esperando que comprenda que aplazo la conversación hasta más tarde. Celina llega y se marcha tras soltar una mentira como el tamaño de una casa y se queda tan pancha, desde luego a partir de ahora pondría en duda todo lo que dijese, mentía mejor que mi mentor y él era un experto. Y lo que era peor, se había marchado antes de que le pudiese pedir otro trago de cerveza.

Al aparecer Gabriel no pude más que pensar que el tipo por lo que había comentado sabía de temas que a muchos se les escapaba y que quizá podía decirnos algo interesante, o bien sobre la niña o bien sobre la leyenda de Karel por lo que debía retenerlo y de paso hacerle saber del avistamiento aunque prefería guardar esta parte para el final vista la reacción que Celina tuvo. ¿Que tál está la niña? Tomé una pausa para ver que decía y continué. Sin duda sería una mentira, pero tal vez sacase algo comparándola con la de Celina. Sino le importa tan bien me gustaría conocer lo que sabe usted sobre la leyenda que aterra a Orgajandh el día de hoy. Celina ya nos ha contado algo, pero tal vez usted se conozca otra versión o algún detalle que ella desconozca. ¿Nos haría el favor de satisfacer nuestra curiosidad?

Le devolví la mirada a Serghei. Tendría que esperar si queria saber lo que se abía cocido en esa habitación, pues.

Dejé de afilar el hacha para fijar mi atención en el matasanos ese, Gabriel. Serghei le había hecho una pregunta, "como está la niña", carente de sentido si realmente había estado escuchando. Incluso yo, sabiendo que sí lo había estado haciendo, entendí que algo de ese hombre le interesaba.

-Yo también debo insistir en el estado de la niña, al parecer lleva enferma desde que llegué... En cuanto a la historia... ya ha visto como le he recibido debido a ella, así que cualquier cosa al rrespecto se agradece. -intenté ser un poco más agradable que de costumbre, podía sacarle lo que quisiera con el miedo, pero tratando bien a la gente a veces se obtienen las cosas sin montar un numerito...

Quizás realmente pensaba que podía saber algo más sobre la leyenda, quizás solamente queria ganar tiempo y evitar que se marchara. Fuera como fuera, yo también estaba de acuerdo con no dejar amrchar al hombre aún.

Es un sujeto extraño, pero si se trata de un médico deberia de ser sabio. Seguramente sepa algunas cosas de interés. Y puede que luego le haga algunas preguntas relacionadas con quemaduras...