Resurreción y Búsqueda [Kalenden, Serghei y Rejenih]

Me fijé en que Rejenih se mantenía a mi lado y que me echaba el ojo todo el tiempo. Seguro que si intentaba retrasarme me alcanzaría con tal de no darme la espalda.

"¿Qué pasa contigo, viejo, acaso estás esperando una patada en el culo? Pues como sigas así vas a acabar ganándotela..."

No iba a olvidar aquella ofensa, eso seguro, y menos de un vejestorio que por su tamaño quizás fue alguien importante de joven, pero muy dificilmente serviría de algo ahora.


Nos encontramos a Gabriel antes de lo que esperabamos. Al parecer la bolsa de Serghei molestaba en su casa porque los acompañantes del viejo se la habían ocupado. Por lo menos sabíamos que el viejo no mentía del todo.

El ocultista nos había traído además agua y comida, un buen golpe de suerte, pues yo, por lo menos, no podría haberlos comprado. Creo que incluso llegué a murmurar un agradecimiento mientras cogí un par de los odres de agua, así como una buena parte de la comida, y los ponía en mi propio saco. No le haría cargar a Serghei con más de lo necesario, aún se le destrozaría más la pierna.

Ignoré lo que había dicho el viejo de "pequeños desaccuerdos" y me dirigí a Gabriel.

-Ya que nos has dado agua y comida y no tendremos que conseguirlos, creo que Serghei estará de acuerdo conmigo en que marchemos ahora mismo.-miré a Serghei esperando encontrar aprobación en su mirada- Tu pelotita nos está viniendo de perlas, ya sabemos la dirección a tomar, el oeste. Exacto, nos vamos a meter de cabeza en Gehena. ¿Quieres venirte?-añadí con una sonrisa burlona.

Hize aquella pregunta sin esperar que hubiera cambiado de opinión desde la última vez. Sin embargo, si seguía negandose ahora le entendería.

Ahora que lo pienso, el viejo tampoco sabe a dónde vamos... Pagaría una millonada para oír lo que piensa ahora mismo...

Sonreí para mis adentros mientras me lo imaginaba.

Perfecto, me había ahorrado la mitad del camino y parecía que mi improvisación de bastón iba a ayudarme a caminar. El problema es que Gabriel avalaba al recién llegado dejándonos nuevamente en un punto muerto si queríamos quitárnoslo de encima.

Pensándolo bien no nos vendría mal otra mano, Karel se había ocupado de arrinconar a Kalenden en el último combate dejándome a mi solo para tratar de hacer algo, cosa que resultó más que insuficiente. Con otra mano quizá podríamos darle la vuelta al asunto, además de que nunca estaba de más tener a alguien más lento en el grupo. Si queríamos huir lo que era necesario no era ser rápido, sino ir con alguien más lento. Tan solo esperaba que para ese momento mi cojera haya remitido. Pero antes queda...

Mire a Gabriel y espere un momento para estar seguro de que tenía su atención. ¿Qué le has contado exactamente de nuestra empresa? No quiero problemas más tarde del "buen hombre, diestro con la espada". Debía saber si sabía de la naturaleza de Karel y Myrrh. Sino era así serían temas que deberíamos de abordar mientras viajábamos y con los que tendríamos que tener cuidado. Continuaba sin fiarme de Rejenih, pero era el "mal menor" en este momento. Tan solo esperaba que las cosas no saliesen de la peor forma posible.

Mire entre las cosas de la bolsa procurando observar si faltaba algo, coloqué mi equipo en su sitio y me la eché a la espalda. Una explicación y nos dirigiremos a Gehena. Que Dios nos coja confesados y la inquisición no nos coja.

Kalenden escribió:
-Ya que nos has dado agua y comida y no tendremos que conseguirlos, creo que Serghei estará de acuerdo conmigo en que marchemos ahora mismo.-miré a Serghei esperando encontrar aprobación en su mirada- Tu pelotita nos está viniendo de perlas, ya sabemos la dirección a tomar, el oeste. Exacto, nos vamos a meter de cabeza en Gehena. ¿Quieres venirte?-añadí con una sonrisa burlona.
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¿Gehena? el rostro de Gabriel se tornó un poema, aquello no os gusto nada. Maldita sea, el bosque maldito. Tened cuidado y más aún cuando caiga la noche. Entre esos árboles se ocultan innumerables leyendas a cada cual más oscura y terrorífica que la anterior.

Un nudo os estrujó el estomago.

No me extraña que Karel este allí...

Gabriel dejo la frase en el aire, por un momento reino un silencio un tanto incomodo cortado únicamente por algún aldeano que pasara por la calle. Reparasteis en que todos os observaban con desconfianza y miedo, pero ninguno se atrevía a acercarse o mediar palabra con vosotros.

¿Qué le has contado exactamente de nuestra empresa? No quiero problemas más tarde del "buen hombre, diestro con la espada".

Ummm Gabriel tardó unos segundos en contestar. Observó alternativamente a Serghei y luego a Rejenih. Finalmente se decidió a hablar. Le he contado que Karel es un asesino sin escrúpulos que secuestró a la niña a pesar de vuestros intentos de salvarla. Nada más.

El final de la frase tenía poco sentido para Rejenih. El resto lo captasteis enseguida, no sabía lo de las alas. No sabía que Myrrh no era una niña normal. Pero aquel no era el mejor lugar para mantener una conversación de ese tipo.

De pronto un frío viento os helo los huesos y os puso los pelos como escarpias. Un viento helado que provenía del Oeste. Los nervios se os pusieron de punta, las manos puestas en las armas inconscientemente.

Las profundidades del infierno os estaban esperando.

Me despido ya de vosotros. Suerte.

¿Gehena?

No sé si es bueno o malo, peor debo admitir que no tenía miedo al bosque, pero Karel si ganó respeto para mí al oír eso. Tener las agallas para irse a ese bosque con una niña, sólo y con persecución segura....

Por lo demás, el camino no será tan peligroso a menos que la mitad de las leyendas que se cuentan sobre ese sitio sean verdad. Cosa que dudo mucho, pero bueno... Tendré que dormir con un ojo abierto, y esperar no encontrarme con uno de esos monstruos demoníacos de los de verdad, de los que te lanzan sus hechizos mientras tus armas los atraviesan como si fuesen polvo... en tal caso sólo me queda esperar que pueda correr más rápido que un fantasma.

DJ escribió:

¿Qué le has contado exactamente de nuestra empresa? No quiero problemas más tarde del "buen hombre, diestro con la espada".

Ummm Gabriel tardó unos segundos en contestar. Observó alternativamente a Serghei y luego a Rejenih. Finalmente se decidió a hablar. Le he contado que Karel es un asesino sin escrúpulos que secuestró a la niña a pesar de vuestros intentos de salvarla. Nada más.

¿Nada más? ¿De que puñetas habla? Esta claro que si no me ha contado "nada más", es que todavía hay algo que ignoro, y después de todo por esto debería saber... ¿Es sobre Karel, que seguramente era algo más complejo que un simple asesino? ¿Sobre la posadera, de la que cadezco totalmente de información? ¿Ocurrió algo que no me han contado? ¿Me han mentido acaso?

Sin embargo si no me lo han contado ya pediré explicaciones para amenizar el viaje... total, lo lógico es que tenga toda las explicaciones posibles sobre que va a ocurrir, un error podría ser fatal.

Entonces una brisa llegó desde el oeste, desde el bosque de Gehena.

Una brisa fría, muy fría. Se enredó a mi cuerpo y lo rodeó como si fuesen los dedos de una gigantestca y invisible mano.

Llevé la mano a mi estoque mientras se me ponían los pelos de punta de repente.

¿Por qué el frío siempre actuaba contra mí como un ser vivo intentando intimidarme y perjudicarme?

Dominate, Rejenih. Sólo es una brisa fría. Si has sobrevivido a dos inviernos más en Gaia, sobrevivirás a un bosque en que el viento enfría un poquito. No te dejes asustar por algo menor a una fuerte nevada o una ventisca asesina.

En fin, la mejor manera de deshacerte de tus miedos es dominarlos.

-Partamos ya. Cada segundo aquí es un segundo de desventaja, y nada nos queda por hacer aquí. A menos que Gabriel crea que algún mito en concreto de Gehena es tan peligroso que deberíamos estar sobre aviso...

Ya imaginaba que el viejo no sabía en lo que se metía. De bien seguro que si le hubieran contado 4 sobre tipejos que matan por resultados de una moneda y sobre niñas con alas de murcielagos se lo habría pensado dos veces.

El tipejo tenía razón en lo de irse, por lo menos algo de bueno tenía.

-El viejo tiene razón, en eso, venga, andando. Pásalo bien, Gabriel. Si Karel no nos mata ya te haremos una visita. Y si nos mata... ya le pediremos que traiga los cadáveres aquí. ¡Pero no se te ocurra beber café en mi craneo o mi fantasma te perseguirá toda tu vida!-me empezé a alejar riendo mi propia broma, si ya me iba los otros tendrían que irse también.

Había decidido despedirme de buenas con Gabriel. No había sido un Celina II, pero había sido minimamente amable con nosotros.

Hablando de amabilidades de Gabriel... vamos a ojear el librito.

Mientras seguía andando, esperaba que con los otros dos siguiendome o apunto de seguirme, saqué el libro rojo del saco y empezé a ojearlo un poco por encima. Me aseguré de tapar la tapa del libro con mi capa, no queria ir llamando la atención con aquella cosa. Nunca me había gustado leer por placer, pero si el tema me interesaba la cosa cambiaba.

Oh, sí, chico, cuando te hayas acabado de leer este tostón serás imparable. Ya nadie podrá mirarte mal sin ser reducido a cenizas, todos temerán a Kalenden, señor del fuego.

Sonreí al imaginarme a mi mismo con una armadura como la de Rejenih y una capa roja ondeando al viento junto a mi pelo. Blandía mi hacha con una sola mano sin inmutarme y las llamas se congrgaban a mi alrededor a mis órdenes chamuscando a todos menos a mi. Una corona de oro y rubíes en mi cabeza y... ninguna quemadura en mi rostro.

Seguí soñando despierto mientras ojeaba el libro, ajeno a si mis compañeros me seguían o no.

Como suponía Rejenih sabía de la misa la mitad y eso terminaría siendo un problema para nuestro caballero andante particular. Ahora no era el momento de dejar las cosas claras, lo sondearía un poco durante el viaje y si las cosas no me gustaban buscaría un remedio al asunto. Ahora lo que tocaba era seguir la dirección del ojo rojo y esperar no llegar demasiado tarde.

Pues no queda nada más que decir, adios Gabriel. Si salgo de esta pasaré a saludar alguna vez. No quedaba más que ponernos en camino y esperar que si encontramos alguna población en Gehena no nos echen a patadas. Yo solo solía tener problemas al entrar en los pueblos de Moth tan solo por ser extranjero. Con estas dos montañas que tenía por acompañantes y los kilos de acero que llevamos encima iban a ser bastante peores que cualquier leyenda de Gehena...

En marcha.Me puse en camino junto a Kalenden intentando aguantar el ritmo y viendolo hacer algo raro con la capa y un libro. Lo cierto es que no me esperaba ver a Kalenden y un libro juntos en la vida, junto al hecho de la cara que estaba poniendo comenzaba a tener mis dudas sobre como terminaría nuestra travesía.